Ex líder de la Revolución Pingüina le enseña alemán a refugiados

Hace un par de años, María Jesús Sanhueza dejó sus estudios en la Universidad Católica para echarse a volar a Europa, donde se divide el tiempo entre Austria y Alemania, países donde reside y estudia, respectivamente.

La morena vive en Viena, pero viaja constantemente a Heidelberg, una localidad ubicada al sur de Frankfurt, al oeste de Ottolandia, a quemarse las pestañas en sus estudios y también a otras localidades para recorrer y conocer otras realidades.

En su aventura por el Viejo Continente, la ex líder de la “Revolución Pingüina” ha visto de todo, conocido gente linda, de distintas nacionalidades y costumbres. Pero también ha sido testigo de su cara más triste de los últimos años: la crisis migratoria.

En esa volá, la “Jechu” quedó impresionada por las condiciones en que viven los refugiados que llegan de los países árabes, huyendo del Estado Islámico y los conflictos bélicos que azotan al Medio Oriente. “Toda esta gente arranca de la guerra, vienen con traumas y acarrean un montón de problemas sicológicos y materiales”, le cuenta la chiquilla al diario pop.

Al convivir con esa realidad, la “Gladys Chica”, como le decían en su época de pingüina, se inscribió como voluntaria de la Cruz Roja alemana y empezó a tenderles una mano a su manera.

“Dos veces por semana le  hago clases de alemán a un grupo de 20 a 25 personas en el centro, el cual acoge a 300 refugiados”, relata.

Y como la cabra fue campeona sudamericana de karate, se convirtió en la asistente de un profe e hizo clases de Kung Fu. “Lo hacíamos por un tema recreativo, la gente sólo está ahí y no sale, pero la administración nos pidió dejarlo”. recuerda.

Y gracias a su labor en el centro de refugiados, conoció a Akrm y Rahime, dos amigotes de nacionalidad iraquí y albanés, respectivamente. La dupla sorteó todas las dificultades, se asentó en suelo germano y todas esas experiencias la plasmaron en un documental que están cerca de terminar.

“Me llamó mucho la atención que ellos se esmeraran en dar a conocer su realidad en vez de dedicarse a sobrevivir como lo hacen muchos”, cuenta.

Pero lo que más lamentó fue haber conocido a una lola de veintitantos años, quien padecía un estado de salud irreparable. “Era muy joven, tenía el higado deteriorado, su movimiento de cadera no se iba a recuperar. Estaba muy mal”, recuerda.

MALAS CONDICIONES

La mayoría de los refugiados que llegan a Alemania, lo hacen en pésimas condiciones tras el largo viaje que emprenden por el Mar Mediterráneo o por tierra, donde cruzan a pata varios países hasta llegar a su destino. Dicha travesía deja pa’l gato a muchos, quienes llegan enfermos, sin el menor conocimiento del idioma y, para rematarla, no tienen sus papeles al día, es decir, están de ilegales.

A raíz de lo anterior, los inmigrantes están con un alto nivel de estrés en los campamentos. Un ejemplo, es el que está ubicado en Dunkerque, en la frontera franco-alemana, donde advierte que “no sólo llegan musulmanes de una tendencia. La convivencia entre ellos mismos no es fácil”.

Pero eso no es todo, cabritos. La crisis migratoria tiene de cabeza a los mandatarios europeos. ¿La razón? En las fronteras de los países de Europa del Este se formaron mafias que secuestran niñas o se dedican al tráfico de órganos. “Es triste decirlo, pero los que llegan a Alemania son ‘privilegiados’”, cerró.

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