La mujer se quebró en los últimos interrogatorios y terminó echando al agua a su Felipe Rojas, el pasado 23 de junio. Hallazgo desató las críticas por la demora de la investigación y por los errores.
Fue como la tormenta perfecta. Tras 16 meses de indagatorias, llegó un investigador de Estados Unidos para cooperar en la búsqueda de Fernanda Maciel, surge un testigo clave y este lunes aparece el cuerpo de la joven desaparecida en febrero del 2018 a pocas cuadras de su domicilio, en Conchalí.
Las respuestas estuvieron constantemente cerca. El supuesto homicida siempre fue sospechoso y la bodega fue de interés criminalístico todo el tiempo.
Pero surgieron muchos elementos que entorpecieron la investigación. El terreno de la bodega era de difícil estudio y la joven estaba ubicada, en posición fetal, en un pequeño espacio de un metro por 70 centímetros, aclaró la fiscal, Macarena Cañas.
Finalmente, fue la extensa declaración de la ex polola del imputado, Felipe Rojas, quien posibilitó la detención de este, señaló a La Cuarta el abogado suplente, Claudio Rojas.
El profesional, que ayer reemplazó en la audiencia a su colega, Pedro Díaz, informó que apenas tuvo 15 minutos para revisar la carpeta investigativa.
Reveló que la mujer fue pareja de Rojas en la época del homicidio y un poco después.
Esta fue entrevistada al menos 6 veces y hace unos meses comenzó a quebrase hasta que este 23 de junio declaró que Felipe le había contado del homicidio y el lugar donde estaba enterrada Fernanda Maciel.
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