No hay persona que no cache esta frase: "quiero brindar por mi gente sencilla, por el amor, brindo por la familia". Sí, es lo más importante en la vida, y el profe Juan Antonio Pizzi también lo tiene claro. Por algo su "núcleo" hasta viajó a Rusia apenas el "Macanudo" inició la aventura junto a la Roja, a principios de junio.
La cuestión es que como el argentino está a punto de convertirse en el técnico más güíner de la historia, tanto su esposa como sus hijos han formado parte del "proceso", pero a distancia. De hecho, tanto en el hotel Crowne Plaza de Moscú como en el Mirage en Kazán, fue habitual encontrarlos en el lobby, aunque ellos se hospedaron en otro recinto.
Además, Carolina (su esposa) y sus regalones Nicolás, Guille y Tatiana (Agostina no viajó) han evitado interrumpir las labores de papi y ni a la Plaza Roja han ido en lote. Es que, tal como pasó en la Centenario, cachan la importancia de respetar el espacio y los tiempos en una pega jodida, que claramente esta tarde puede ser coronada con el tercer título de la Selección en su currículo.
"Que no quede ninguna duda que vamos a hacer nuestro mayor esfuerzo para poder lograr el título. El objetivo era instalarnos en la final y ahora nuestra ilusión es competir contra un rival de primerísimo nivel", explicó Pizzi.
En cuanto al juego de la Roja, el profe indicó que "no nos conviene cambiar ni modificar lo que venimos haciendo, nuestra intención será la misma que mostramos en cada partido: someter al rival e intentar que juegue bajo presión". Que el Pulento lo escuche.