Famosa lagartija de Putaendo salió a tomar sol y murió

Putaendo tiene bien ganado su nombre porque ¡pu... que hace calor!

El pueblo de cerca de nueve mil habitantes no pasó piola y se convirtió en un horno con la ola de calor que golpeó la zona centro del país.

La comuna de la provincia de San Felipe tuvo una sensación térmica de 40,5 grados Celsius el miércoles y hasta la sombra de los pobres putaendinos buscaba algún arbolito para resguardarse.

La Cuarta, el diario termómetro, recorrió la ciudad pa' cachar in situ cómo se sobrevive en un verdadero infierno, que ayer marcó en los termómetros 33º C a las dos de la tarde. Luego de diez minutos, ya lo habíamos visto todo...

Cache que Putaendo, que significa “los manantiales”, algo que escasea en ese lugar, debe ser el único pueblo donde caen los patos asados y no se vende ni un mote con huesillos.

SE DERRITEN

Bernardita Lepe es dueña de un pequeño carrito de mote con huesillos y se coloca justo en la Plaza de Armas.

“El día que hizo como 40 grados vendí menos que de costumbre y hoy (ayer) voy por las mismas. Es que la gente se encierra en sus casas de doce a cinco, porque están más fresquitas las casas”, soltó.

Lamentablemente, las altas temperaturas cobraron una víctima: una lagartija del parque municipal, muy querida por la cuidadora Damaris Alvarado que la encontró a medio resbalín.

“No soportó el calor, se secó. La voy a poner en la sombra del árbol para que sus huesos no se sequen también”, señaló.

TOSTADA

En estos calurosos días la vigilante ha tenido muy poca pega. “La gente no viene mucho, más en la tardecita empiezan a llegar”, contó.

Pero mientras todos se encuevaron, hubo una lola que estaba ultratostada. La salvavidas de Putaendo, Reina Alvarado, que en esta ola de calor se achicharró como nunca.

“Es angustiante el calor. Yo no me puedo bañar, hay que aguantarse las ganas y me mojo en las duchas que hay para salir de la piscina. Estos días ha estado repleto, con 60 personas. Pero el agua está caliente, parece piscina temperada”, señaló.

SALVADOR

La botillería “La Urgencia” les quitó la sed a los que estaban hasta la putaendo. Jorge Alliendes, el dueño del local, reveló que los habitantes le vaciaron las chelas, bebidas y helados:“Reponía como tres veces y lo encontraban todo tibio”.

El hombrón, nacido y criado en Putaendo, contó que este manso calor nunca lo habían vivido. “Mi hermano trabaja en el Psiquiátrico y ahí hubo 40,9 grados Celsius. Se volvió loco de calor. Hoy (ayer) hace lo mismo, me la tengo que aguantar nomás. Esperemos que baje, porque es mucho”, dijo.

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