Hay algo que une a Mauricio Pinilla, Marcelo “Chino” Ríos y Vale Roth. Los tres se entregaron en cuerpo y alma a Marlon Parra.
El hombrón, de 35 años, no es un gurú espiritual que los alejó de las películas del Rey León, las salidas nocturnas y las fotos osadas en celulares. El socio es tatuador hace 15 años y con sus propias manos marcó para siempre la piel de estos reconocidos rostros criollos.
Tan popular es que animadores, cantantes, deportistas y gente de la farándula hacen fila pa’ ingresar a su negocio, ubicado en Providencia.
Su fama partió el 2006, cuando Marcelo Ríos entró a su local pa’ inmortalizar una cruz en el brazo que tantas alegrías le dio a Chile. “Quedé impresionado cuando lo vi, estaba acostumbrado a verlo por la tele. Le hice el grabado y nunca más se tatuó con otro. Ahora viene tres veces por año”, afirmó el tatuador.
Juntó a él llegó Mauricio Pinilla, el “Pollo” Valdivia, Pablo Herrera, Claudia Conserva, Junior Fernandes, Thiago Cunha, Edmundo Varas, Roberto Dueñas y hasta el futbolista Carlos Muñoz, que dejó que Parra le hiciera un “Quico”, la celebración (¡mal pensados!)
“Día por medio llega un famoso a tatuarse. Nos piden de todo, un grabado religioso, símbolos chinos, textos. Muchas veces llegan con ideas y los ayudo a diseñar”, contó Marlon.
- ¿Es muy peludo tatuar a famosos?
- En un comienzo está el temor a equivocarse, pero no sé. No queda mucho tiempo para eso cuando tienes clientes. Después de tatuar a veinte se te quita el miedo.
- ¿Hay algunos que sean adictos a marcar su piel?
- El “Chino” Ríos, Pinilla, el “Chino” Millar (de Colo Colo), Pollo Valdivia también se tatúa bien seguido.
-¿Y quién es el regalón?
- Con Pinilla tenemos una relación de amistad. Como él para todo es bien impulsivo, me avisa, a veces, el mismo día que se quiere tatuar. Llega y se tatúa todo el día, puede estar 9 horas. No es un caso típico, es el único cliente que aperra así.
- Chuta, entonces los famosos también lloran...
- Hay varios que sufren harto. Edmundo Varas, Ronny Dance ellos dos se han hecho tatuajes religiosos. Ambos tienen menos tolerancia al dolor. Pero al final el tatuaje es más allá de la sensación de dolor que pueden tener, lo aguantan por lo que significa. Y uno lo hace con cuidado, porque le dejai una marca en el cuerpo para toda la vida.