Para María Angélica Varas ha sido difícil acostumbrarse a su nueva vida tras el incidente sufrido en un paradero del Transantiago, donde fue empujada por un evasor a la acera y arrollada por un bus.
Tras el infortunado episodio, ocurrido el 15 de junio pasado, su vida corrió serio peligro durante días. Una vez que su salud fue estabilizada, se sometió a una serie de cirugías reconstructivas del lado derecho de su rostro, en la Mutual de Seguridad.
Luego de recibir el alta médica, la mujer retornó a su hogar en la comuna de Maipú, donde ha seguido hasta hoy con su tratamiento e intenta rehacer su vida.
En tanto, la justicia penal resolvió ayer, en juicio abreviado, condenar a Pablo Alarcón, el estudiante de 22 años que la empujó a la calle, a la pena de cuatro años de libertad vigilada.
Para María Angélica Varas, quien tiene el apoyo incondicional de su esposo e hijos, el proceso que duró 104 días fue durísimo, pues muchos sentimientos pasaron por su mente. "He sentido mucha pena, angustia y rabia por todo lo que pasó", dijo a La Cuarta.
- ¿Qué sintió al verlo en el tribunal?
- Pese a todo el dolor y la rabia que siento, lo perdono.
- ¿Han podido hablar?
- No. Y tampoco nadie de su familia se ha acercado a mí. Tenemos una conversación pendiente.
- ¿Por qué quiso ir a juicio abreviado?
- A mí me criaron en el campo, con mente sana. Me dio tristeza verlo. No tengo odio contra él. ¿Qué gano con eso?
- Nada...
- Él ese día tuvo un momento de rabia y se desquitó conmigo. Quizás nunca pensó que iba a caer de esa forma. A veces no piensan como uno, que es mayor, y cometen errores.
- ¡Es cierto!
- Se ve que no es un cabro malo. Es un joven de 22 años, tiene una vida por delante y pienso si hubiera sido mi hijo, que tiene su misma edad. La madre es quien sufre...
QUIERE OPERARSE
- ¿Cómo ha sido la recuperación?
- Ha sido lenta, muy lenta. Mi oído derecho se cerró, no puedo oír. Mi ojo, que antes del accidente estaba bien, no ve más que sombras; mi boca no puede comer bien, se me cae la comida. Me dicen que tengo que someterme a más cirugías.
- ¿Se han portado bien con usted?
- Sí, buena atención, pero todo es muy lento. Quiero que me operen y poder recuperar algo. Mi oído y mis labios, por lo menos. El ojo ya lo perdí.
- ¿Ha vuelto a su vida normal?
- Es difícil. Siento la cabeza abombada y cuando camino, es como si estuviera haciéndolo en el aire. Salgo a comprar por acá cerca, pero cruzar la calle me da un poco de miedo, porque no veo bien.
Cuatro años de libertad vigilada
Durante la jornada de ayer, el magistrado Hugo Torres acogió la petición de la Fiscalía Metropolitana Occidente, para ir a juicio abreviado.
Esto le permitió a Pablo Alarcón Heckmann (22), estudiante de psicología, salir de la cárcel, pero fue condenado a cuatro años de libertad vigilada. Además, quedó inhabilitado para ejercer cargos públicos y tener derechos políticos.
"Estoy pagando mis actos, soy mayor de edad y respondo por eso. Espero que algún día me puedan perdonar. Estoy arrepentido de lo que hice, ojalá algún día ella y su familia me perdonen", contó en su momento Alarcón, en entrevista con Informe Especial.