La Unicef se tomó en serio el cuento de la discriminación en los colegios y se la jugó con un estudio que le puso lupa a la forma de hacer bullying en los establecimientos educacionales de Chile.
De partida un 42% de los escolares admitió ser discriminado siempre o a veces en su lugar de estudio.
En los colegios municipales la mención sube a 49 por ciento, mientras que en los particulares pagados, sólo un 24 por ciento responde que lo discriminan.
Según la Unicef, los apodos favoritos que utilizan los chorizos al ope para molestar a sus compañeros, están relacionados con su capacidad de aprendizaje, su nivel socioeconómico y ser distraído.
El apelativo más usado es "flojo y porro", con un 47,6 por ciento de menciones. Lo sigue "flaite y picante" con un 45,7 por ciento de respuestas y un poco más atrás "volao y pavo" con un 42,4%.
También se utilizan los términos "lacho, pailón, camiona, suelta, gay, cabezón y narigón" para discriminar por diferentes características relacionadas con la apariencia física o la condición sexual.
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