Hay varios Bolsonaro dando vueltas por el mundo. Pero el asunto se vuelve preocupante cuando uno de ellos llega a convertirse en Presidente de un país. Y no cualquiera, Brasil es el gigante de Sudamérica y una de las 10 potencias más grandes del mundo. Como preocupante también es, que algunos dirigentes políticos chilenos se disputen quién llega primero a reunirse con él o quién tiene la mejor reunión y los mejores regalos.
La culpa es de una izquierda corrupta. Una izquierda que prometió reducir la pobreza pero al costo de embolsarse millones de dólares en arcas propias. Así fue que Jair Bolsonaro -de 63 años- ex militar y diputado 7 veces, logró un triunfo avasallador en primera vuelta y es -hasta hoy- el más seguro vencedor en la segunda vuelta del 28 de octubre.
Ha sido diputado desde 1990 y su desempeño no ha sido precisamente sobresaliente. En todos estos años, sólo 2 proyectos suyos se han convertido en ley. Y su largo historial de frases desafortunadas (por decir lo menos) no ayuda en nada. "Usted no merece ni ser violada. Es muy fea", le dijo a una colega suya congresista. "Los negros no sirven ni como reproductores", afirmó cuando aseguró que sus hijos no se casarían nunca con una mujer de piel oscura. "El gran error de la dictadura fue torturar y no matar", dijo hace 2 años. "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Preferiría que muriera en un accidente", confesó. Y como esas frases, muchas.
La pregunta es, entonces, ¿Por qué? Si hasta una leyenda del Barcelona le entregó público apoyo. Rivaldo lo calificó como "el candidato ideal". "Su voto va a elegir un Presidente, no a un padre.
Necesitamos que resuelva los problemas de nuestro país y no, que nos enseñe valores. Eso lo tenemos que aprender en la casa y en la escuela. Si tuviéramos que aprender valores con el Presidente, hoy estaríamos presos en Curitiba". Dijo eso Rivaldo en alusión al ex Presidente Lula, hoy condenado a 12 años de cárcel por corrupción. Un portavoz de Barcelona tuvo que salir a aclarar que el club defiende los valores democráticos y, por lo tanto, no coinciden con el discurso de Bolsonaro ni comparten en absoluto sus ideas.
Hay una antigua frase que dice "Cada uno tiene lo que se merece". ¿Habrá algo de eso en Brasil? Pero atención: Hay que reconocer -muy clara y nítidamente- que Brasil ha enjuiciado y condenado a la cárcel a empresarios y políticos corruptos. En eso, nos lleva amplia ventaja. Entonces, frente a la pregunta de ¿Por qué el fenómeno Bolsonaro? La respuesta de un elector brasileño a CNN parece resumir y explicar muy bien las cosas: "Prefiero un político homofóbico y racista, a un ladrón". Alarmante