Hace cinco meses que Claudio Arredondo Santibáñez (28) se levanta a las 6 de la mañana para conectarse a internet y visitar cuánto sitio le han sugerido. Con la esperanza de encontrar un empleo que termine de una vez por todas con su cesantía.
Si bien la experiencia de quedar sin trabajo es un puntapié directo a las entrañas, este joven administrador de empresas, y al contrario de lo que él mismo imaginó, ha visto este período de "vacaciones obligadas" como una posibilidad de crecimiento, para buscar nuevos horizontes y mejores opciones en lo laboral.
"Fue triste, porque uno nunca se imagina quedar sin trabajo. Estando afuera te das cuenta de lo complicada que está la situación y lo poco que están pagando las empresas.
Por suerte, he contado con el respaldo de mi familia, quienes siguen alentándome", cuenta Arredondo, quien por estos días trabaja esporádicamente los fines de semana.
¿Su consejo para los desempleados? "Mirar el futuro con optimismo, fe y nunca bajar los brazos. Creo que lo peor es echarse a morir.
Quizás no todos reflexionamos de la misma manera, pero a mí, pensar positivo me ha servido bastante para seguir adelante", cierra el joven maipucino.
No sólo afecta el bolsillo. Sin duda, el trabajo es parte fundamental de la vida de una persona adulta.
Un empleo permite poder costear gastos relacionados a vivienda, salud, tiempo libre, etcétera. También desarrollarse en su área, establecer redes de contactos y valorarse como persona.
Sin embargo, de acuerdo al INE, en Chile hay un 6,5% de desempleados, es decir, personas que actualmente no están trabajando en algo estable.
La falta de empleo conlleva a varias situaciones problemáticas, desde la escasez de dinero para cubrir necesidades básicas, hasta la sensación de fracaso por no poder insertarse en el mercado laboral.
El rol de la familia. En una situación crítica de desempleo son los familiares y los amigos los que deben apoyar al cesante, aminorando la presión social que de por sí existe sobre él.
"En la medida que la persona se sienta apreciada por su pareja, familia y amigos, tendrá la oportunidad de entregar otros aspectos de sí misma a quienes la rodean, contrarrestando los efectos psicológicos que produce el desempleo", explica Susana Arancibia, docente del Magíster Familia, Infancia y Adolescencia de la Universidad del Pacífico.
Para la también sicóloga y asistente social, cuando alguien está cesante pasa por cuatro etapas marcadas desde el punto de vista sicológico, las que debe superar para volver a insertarse de lleno en el mundo laboral:
- Shock por el despido y desconfianza ante el hecho. Si bien el sujeto experimenta temor ante el despido, confía en sus capacidades y posibilidades, lo que le permite mirar con optimismo su futuro. En ocasiones, es considerado como un período temporal de vacaciones. El afectado se muestra ilusionado frente a los posibles cambios. Algunos síntomas propios de esta etapa suelen ser ansiedad y preocupación.
- Pesimismo y decaimiento. Aparece cuando el individuo, pese a todas las gestiones realizadas, no logra reinsertarse laboralmente. Surge con fuerza la percepción de fracaso, por lo que su motivación decae y se vuelve pesimista, rabioso y ansioso.
- Percepción de fracaso. En esta tercera fase, la persona se reconoce a sí misma como desempleada. Vive la situación de cesantía como un fracaso personal. Se aisla de quienes la rodean y comienza a evidenciar síntomas depresivos, junto con la sensación de vacío y falta de sentido.
- Desesperanza. En la última fase, los cesantes pierden la confianza de encontrar trabajo y se resignan a su situación, por lo que la búsqueda de empleo deja de ser su objetivo. Se sienten fuera del mercado e incapaces frente a las generaciones que sí lo consiguen.
El desafío. La clave para salir airoso de esta situación compleja es no sentir que se está tocando fondo y estar siempre preparado para volver con todo a trabajar.
Para eso, armar un buen currículo es primordial, pues muchas veces las personas olvidan que la presentación es la mejor manera de abrir puertas, por pesadas que estas asomen.
¿Cómo hacer un buen CV?
En el pasado quedaron los currículos con hojas repletas de fechas y datos. Hoy, en tiempos donde cada vez se lee menos, es momento de darle un giro a tu CV y presentarlo de una forma más original, precisa y concisa. Los expertos de Trabajando.com te aconsejan cómo presentar tus antecedentes:
1- Información de contacto. Debe estar siempre actualizada, incluir nombre completo, Rut, fecha de nacimiento, dirección, teléfonos y mail. Puedes incluir un breve resumen de tu perfil profesional.
2- Antecedentes académicos. Debes comenzar por tu nivel de estudios, luego carrera, universidad, y los años cursados. Es importante agregar el nombre del colegio, ciudad y año de egreso.
3- Experiencia laboral. Especificar situación laboral actual, describir tus actividades laborales, de la más reciente a la más antigua, e incluir nombre de la empresa donde trabajaste, cargo, tiempo y logros alcanzados.
4- Información complementaria. Acá puedes destacar estudios de especialización, cursos, manejo de idiomas, dominio computacional, hobbies, disponibilidad para trabajar y expectativas de sueldo.