Ya estaban llegando a la meta los últimos valientes que desafiaron la furia del caregallo en los 10 kilómetros del maratón de Chillán, cuando de pronto volvió a aparecer el “Forrest Gump” chileno de la nada .
Claro que a diferencia del perico de la película, que picaba con sus buenas tillas, su versión jaguar lo hace con unas humildes hawaianas con las que desafía el rigor de aplanar y aplanar cuanta calle se le cruce.
El héroe de los corredores del pueblo se llama Luis Parra y aunque con cueva pesa 50 kilos, y con la ropa mojada, es un personaje folclórico donde hay longas para todos los gustos. Mmm.
Llueve, truene, granice o haga más calor que en matrimonio en enero, el hombre trota unas dos horas diarias a guata pelá y con hawaianas. Y en esta última maratón, la barra, en vez de abrazar a los campeones, se fue encima de Parrita para sacarse fotos y más de algún gerente guatusi forrado en Adidas se atrevió a pedirle consejos.
Lo bueno es que Pepe es “humirrrde” y no le niega a nadie las lecciones para picar a pata pelá.“Yo corro desde chico, siempre me ha gustado correr, pero no uso zapatillas. Una vez me regalaron unas, pero me hacían ampollas y no las usé nunca más, así que lo hago con mis puras chalas porque no me molestan, estoy acostumbrado, de hecho la otra vez corrí hasta Quillón (32 kilómetros), me demoré un poco más de tres horas y media y no tuve ningún problema”, se agrandó.
Y si es por tener testigos, le contamos al toque, que en un maratón que organizó hace dos años la Universidad del Bío Bío, Parrita se presentó a última hora y con 53 años que tenía en ese entonces, le dieron una polera, un número y lo dejaron participar sin cobrarle ni uno, porque si hay algo que este “Forrest Gump” chillanejo tiene en menos cantidad que grasa, es money. “Pero salí quinto y me dieron un diploma. En todo caso yo ni sabía que había una carrera, si ese día pasé por ahí y vi que la iban a hacer, así que ni me había preparado”, recordó.
A estas alturas, un universitario presente le preguntó por su dieta diaria, y confesó que sólo se ponía un sencillo tecito con un pan tostado por la mañana, “después como de todo, pero poco. No fumo y a veces me mando una pilsoca, pero ahí es cuando más corro”.
Para el asombro de las féminas, el gurú sacó unos bíceps King Size, raro en sus brazos flacuchos y aclaró que no hace pesas, pero -como todos cachan- él se gana las chauchas recolectando cartones y botellas, por lo que cuando sale a correr en las mañanas, lleva un carretón de madera al arrastre, lo que explica lo fibroso del man. “Mi sueño siempre ha sido ir a correr a la montaña o en la playa, pero nunca he ido, no conozco esos lugares”, dijo dejando a más de uno con un ¡glup! en la garganta.
Antes de que dijera basta y se mandara a cambiar, uno de los ganadores del maratón se sacó su medalla y se la puso en medio de los aplausos de toda la gallá. “Si a éste lo hubieran descubierto desde chico, hubiera sido medallista olímpico sin duda”, dijo uno de los corredores presentes. Parrita, agradeció, se despidió y se fue del lugar…corriendo.