[Fotos] Conoce la increíble historia del ''hombre topo''

Como ocurre en casi el ciento por ciento de los casos, el maldito vicio de la droga fue el responsable de que Óscar Quezada (55) terminara separándose de su familia y, lo que motiva esta nota, acabó viviendo dentro del drenaje de la plazuela Almirante Blanco Encalada, en Estación Central.

La improvisada vivienda de no más de 3x3 metros, enclavada a 2,5 metros de profundidad, se ubica a un costado del paso bajo nivel Túnel Los Trenes, frente a la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

En los más de cuatro meses que lleva viviendo allí, ya cuenta con cama, sillas, ollas y mochilas con ropa, que lamentablemente la humedad y el tiempo han ido deteriorando.

''Acá lavo mi ropa y la loza en los tarros con agua que le pido al compadre que riega el pasto de la plaza. Guardo mercadería, mis pocas pilchas y duermo'', cuenta Quezada, quien hace más de 9 años reside en el sector.

Lejos quedaron los días en que vivía con su familia en el cuarto piso de un edificio en Lord Cochrane. Según cuenta, las drogas y el alcohol lo fueron alejando poco a poco de su mujer e hijos, y terminaron por encaminar su partida.

Desde entonces trabaja estacionando autos en San Alfonso con Claudio Gay de lunes a sábado, y vendiendo cachureos que encuentra dentro de la basura en la feria los domingos. ''Con la peguita me alcanza para comer y tomarme una cosita de vez en cuando'', soltó.

De casa en calle

Desde que se fue de casa Óscar pasó por muchos lugares. Por 6 años cuidó el sitio donde hoy se construye un Mall Chino en San Alfonso, lugar donde fue visitado por última vez por su señora en diciembre.

Luego, arrendó un cuartito los 4 meses que le alcanzaron los ahorros para pagarlo y de ahí pasó a estar en situación de calle.

''Sólo yo sé cuánto me equivoqué y cuánto ha costado, pero las circunstancias son así y hay que ponerle el hombro'', soltó.

Sin tener donde ir buscó arroparse en la plazuela Almirante Blanco Encalada, lugar donde hizo amistades y buena fama entre los vecinos.

Uno de ellos fue quien le comentó del espacio que había debajo del cemento y lo alentó para que se instalase y pudiera estar más tranquilo y seguro.

''Kike'', como es conocido en el sector, soltó la lata donde se escondía la escalera que daba al lugar y desde ese día la convirtió en su puerta. Hasta ahora.

Desalojo pacífico

El martes en la mañana llegó Carabineros a notificarle que debía abandonar el sitio debido a que vecinos llamaron denunciando reiterados desordenes en la plaza de noche.

''Alrededor de donde están las cosas de Óscar hay botellas vacías, lo que supone que durante la noche, y según nos dijeron los vecinos, son muchos los que se juntan a tomar y hasta drogarse'', contó el suboficial Mayor Eduardo Pérez para explicar el desalojo.

''No podemos arriesgar la integridad de él (Óscar), no sabemos de qué son capaces estos consumidores que podrían hasta prenderle fuego ahí abajo'', agregó.

Los polis de la 2º Comisaría de Estación Central advirtieron a ''Kike'' que tenía que salir de ahí antes de la próxima semana, ya que será enviado un oficio a la Municipalidad para que vayan a sellar la lata que desde octubre usaba como puerta.

Paralelamente, fue citado al edificio municipal para recibir la asesoría de una asistente social que revisará su caso y verá cómo puede ayudarlo.

Mientras tanto, ''Kike'' seguirá estacionando y cuidando los autos, a la espera de un trabajo que le permita estabilizarse económicamente para ir a reconquistar a su mujer.

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