Desde el 30 de abril, cuando Juan Delgado creía que su gol los llevaba a una hipotética final, que Colo Colo no celebraba en la Ruca.
Luego vino el cambio de técnico, tres derrotas seguidas, un empate y cábalas que dejaron marcando ocupado a los hinchas y los dirigentes: se plantó ruda en el arco norte y se lavó con vinagre el camarín del primer equipo.
"Si me quieren echar la culpa de todo, es su problema. No necesito eso", se desmarcó Pablo Guede.
Claro, el técnico del Popular ya había matado la mufa... ¡y en el momento justo! Es que anoche el Cacique derrotó 3-1 a Huachipato.
Resultado que le sirvió para avanzar a la siguiente fase de la Copa Chile y devolverle el alma al cuerpo antes de enfrentar a su archirrival.
Pero, ¡ojo! no lo hizo sin probar nuevos amuletos. Dejó la polera de entrenamiento en el camarín y lució un "ternero" que ya se quisieran sus colegas de Europa.
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Vestido de gala. Pablo Guede dejó la polera habiutal y la cambió por un terno. ¿Cábala? Los hinchas ya la piden pa'l clásico.[/caption]
"Lo hice porque se me ocurrió. Hoy salí con el traje y si lo usaré el próximo partido, no lo sé. Ahora da lo mismo qué diga dónde lo compre", soltó Guede, el mismo que apostó por dejar a Gonzalo Fierro, Martín Rodríguez y Esteban Paredes en la banca y apostar por un juvenil en la delantera.
Y precisamente fue ese canterano de 17 años, una de las figuras del partido. Hablamos de Iván Morales, quien se anotó con un golazo de globito para poner la ilusión en Macul.
Diez minutos antes, a los 42', Luis Pedro Figueroa logró desatar el nudo que tenían los cerca de 8 mil hinchas que llegaron a la cancha David Arellano.
Y todo lo selló Esteban Paredes. Otro que estaba peleado con las redes de su estadio, pues no anotaba desde la derrota por 1-2 ante Unión Española en la primera fecha (31 de julio).
Vivo el bendito del área, sintió la marca fuerte de Kevin Hidalgo y cuando éste le tiró la camiseta, se dejó caer dentro del área y el árbitro Cesar Deischler cobró penal.
Pena máxima que Esteban Efraín cambió por gol y que fue a celebrar junto a Vicente, su hijo de ocho años que lo acompañaba en camarines y que de puro vivo se escondió detrás de la "ambulancia" que lleva la camilla al interior de la cancha, donde esperó calleuque a su papi.
"Se quedó conmigo", soltó sonriente el ariete y luego agregó que "nos merecíamos un triunfo como éste, no andábamos finos en la puntada final y hoy hicimos un partido bueno en todas las líneas".
¿El duelo con los azules? "Cuando uno es niño se divierte y así lo enfrentaremos. Será un partido duro y ojalá podamos ganar por todos nosotros y nuestras familias", concluyó de goleador.