Por increíble que parezca, es real: el mismo día que el máximo tribunal del país confirmó su condena, pasar cinco años en la cárcel, Karen Rojo abandonó el país. Se enteró de la noticia en Brasil, de camino a Países Bajos, donde relanzó su vida, a la espera de concretar el asilo político. 112 días estuvo libre en Europa, comentando su caso a sus nuevos amigos, diciéndoles que ella era una “presa política”. Ahora, detenida, espera que su futuro sea como planificó. En Chile, en cambio, presionan por su extradición.
Karen Paulina Rojo Venegas —42 años, químico-farmacéutica, alcaldesa de Antofagasta desde 2012 hasta 2020— sospechaba que las cosas podían salir mal. Y de salir mal, tendría que pasar cinco años y un día tras las rejas. Esa pena había estimado la Justicia chilena a mediados de enero, cuando se le declaró culpable por fraude al Fisco cometido en contra de la Corporación Municipal de Desarrollo Social de la ciudad nortina, y en apenas unas horas más, con el fallo de la Corte Suprema, se podía confirmar.
Por eso, en algún minuto del martes 22 de marzo, Rojo echó a andar su jugada. Era un riesgo, claro. Lo sabía de antemano; pero era, también, la única manera de evitar una caída que, desde fuera, se percibía inevitable. La exalcaldesa, entonces, adquirió un pasaje de la aerolínea Royal Dutch Airlines, conocida comúnmente por el acrónimo de KLM, con destino Ámsterdam, capital de Países Bajos. Por él pagó $954.844. Se manejan otros detalles: por ejemplo, que su avión partiría un día más tarde, el miércoles 23, a las 13.15 horas. Y que para esa hora, Rojo ya tendría respuesta de la Corte Suprema al recurso de nulidad que había interpuesto su defensa.
En concreto, Karen Rojo había llegado hasta esta instancia luego de que se comprobara que contrató los servicios de José Miguel Izquierdo, socio de la agencia Main Comunicaciones y exasesor de Sebastián Piñera, para fines personales: definir estrategias para imponerse en las elecciones municipales de 2016.
Claro, a mediados de 2015 la químico-farmacéutica estaba preocupada por la reelección. Faltaba más de un año, pero advertía que sus posibilidades iban a la baja. Encargó, de hecho, una encuesta ciudadana a Roberto Izikson, de Cadem. Y los resultados de la medición, entregada en septiembre, fueron contundentes: la jefa comunal apenas lograba el tercer lugar de aprobación.
Consultado por cómo revertir ese escenario desfavorable, el propio Izikson le recomendó contratar una asesoría política. Incluso él fue quien le acercó el nombre de Izquierdo. Más tarde, durante la sentencia, el gerente de la encuestadora argumentó que lo hizo porque conocía el “profesionalismo y nivel de conocimiento en campañas locales” del asesor, y destacó sus metodologías.
Rojo tomó el consejo de Izikson y se reunió con Izquierdo la última semana de septiembre. Al poco andar, aceptó su propuesta y comenzaron a trabajar juntos, “con el objetivo de mejorar sus condiciones para la competencia electoral 2016″. El 29 de septiembre fue el punto de partida de la sociedad, que le trajo los réditos esperados —Karen Rojo se impuso en las elecciones, el 23 de octubre de 2016, con 18.157 votos a su haber, un 28,13%, y fue reelegida como alcaldesa de Antofagasta— pero también la sepultó.
El vínculo, en rigor, se mantuvo entre el 1 de octubre de 2015 y el 1 de agosto de 2016. En ese período, José Miguel Izquierdo viajaba una vez a la semana al norte para reunirse con la jefa comunal y su equipo, y entregarle precisas instrucciones, de modo que no se cometieran errores durante la campaña. El resto de la semana, solían comunicarse por teléfono. Hasta ahí, todo en orden. De no ser porque, desde prácticamente un inicio, Karen Rojo se percató de que no tenía los fondos para pagar esas asesorías.
Entonces, cavó su propio descrédito: “Optó en forma deliberada por instruir la celebración de un contrato de asesoría comunicacional entre la empresa MAIN y la Corporación Municipal de Desarrollo Social de Antofagasta (CMDS) (...); en caso alguno satisficieron las exigencias del contrato celebrado y, por lo demás, se desarrollaron todas bajo la óptica de mejorar la imagen de Karen Rojo de cara a las elecciones municipales de modo que se defraudó y perjudicó a la CMDS”, dictaminó el Tribunal Oral en lo Penal de Antofagasta.
En otras palabras, la exalcaldesa pagó el trabajo de Izquierdo con plata de la Corporación Municipal de Desarrollo Social.
En $23.722.428 se cifró el monto del fraude.
Rojo fue condenada a cinco años y un día de presidio por fraude al fisco reiterado, además de su inhabilitación perpetua para derechos políticos y una multa correspondiente al 20% del perjuicio causado, unos $4.344.485.
El miércoles 23 de marzo, el máximo tribunal del país confirmó esa sentencia.
Pero a esa hora, la exalcaldesa ya no estaba en suelo chileno sino en Brasil, en medio de una escala en su viaje hacia Países Bajos. Claro, la Fiscalía de Antofagasta no pidió medidas cautelares en su contra, de modo que pudo cruzar las fronteras sin problemas. En ese estado de cosas, a sabiendas de todo lo que ocurría, Karen Rojo urdió un plan para blindarse: a las 11.20 a eme estaba en el Aeropuerto de Santiago y a las 13.15 su vuelo, el 704, emprendió el rumbo. Recién cuando se confirmó su fuga, el 25 de marzo, la Policía de Investigaciones (PDI), por orden del Ministerio Público, informó a los 195 países que componen la Interpol sobre la orden de captura internacional.
Este error, por cierto, devino en un fuerte remezón. El fiscal nacional, Jorge Abbott, ordenó ese mismo viernes iniciar un sumario administrativo contra el fiscal regional de Antofagasta, Alberto Ayala, para determinar su responsabilidad en las presuntas negligencias que envuelven el caso.
Según recoge La Tercera, Karen Rojo no eligió su destino al azar. En Países Bajos, y con mayor exactitud en Ter-Apel, villa situada a unos 200 kilómetros de Ámsterdam, opera el Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo (COA). Ese era el objetivo de la travesía de la exalcaldesa desde un inicio. Se radicó allá los últimos meses, y vivía una vida normal, sin intenciones de esconderse, como sabiendo que en algún momento la podrían detener. Pero en ese ínterin realizó su siguiente jugada: contrató los servicios de dos bufetes de abogados holandeses, uno especialista en extradición y el otro en refugio político, y solicitó el asilo político.
En su cabeza, Rojo se percibe a sí misma como una “presa política”. A sus nuevos amigos en el Viejo Continente les ha dicho que su figura —y su proceso— devino en un chivo expiatorio. Es más, sostiene que su condena es desproporcionada, y para graficarlo, se atreve a comparar el mismo delito que se le imputó con la pena que recibiría en Países Bajos: apenas una multa.
El arresto de la exalcaldesa de Antofagasta comenzó a fraguarse los primeros días de julio. El martes 5, José Henríquez Contreras, cineasta chileno de 34 años que estaba de vacaciones, y uno de sus destinos fue Países Bajos, la reconoció en las calles de la capital. “Yo creo que ella se dio cuenta de que la reconocí, porque apuró el tranco y se metió a un local, como a una cafetería. Así que decidí esperarla afuera hasta que salió y logré sacarle las fotos”, le confesó a La Tercera PM.
¿Su motivación? “Me dio rabia verla tan campante (...); sentí que sacándole unas fotos se podía hacer algo”.
En efecto, el pasado miércoles 13 por la mañana la Fiscalía de Antofagasta comunicó la captura en sus redes sociales. “A requerimiento del Fiscal Jefe Antofagasta Cristian Aguilar Aranela, se confirma la detención durante la madrugada de hoy en Holanda de la ex alcaldesa Karen Rojo Venegas por el delito de fraude al fisco, ocurrido entre los años 2015 y 2016″, precisaron.
En total, Karen Rojo estuvo 112 días libre en Países Bajos. Según informó el Ministerio Público, la exedil permanecerá privada de libertad en Rotterdam por al menos seis semanas. Eso dijo el director de la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones (UCIEX), Antonio Segovia:
“Las autoridades holandesas han confirmado que la señora Karen Rojo ha sido puesta a disposición de la Unidad de la Fiscalía encargada de los trámites de extradición en dicho país (...); se determinó mantener la privación de libertad de la requerida al menos hasta la realización de la próxima audiencia de extradición, la que podría llevarse a cabo en un plazo de entre seis a ocho semanas más”.
Chile presiona por su regreso, para que cumpla su castigo al interior de la cárcel.
Rojo, en tanto, se aferra a que eso no suceda. La idea, según explicó su abogado Felipe Moraga a La Tercera PM, es solicitar su libertad bajo fianza cuando se presente frente al Tribunal, en un par de semanas. Así, mientras se desarrolla el proceso de extradición, ella podría atender otras cuestiones. Como una eventual entrevista con el Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo (COA) en Ter-Apel para concretar el asilo.
La exalcaldesa espera con ansias ese momento. Está preparada, por ejemplo, con una serie de informes que describen las cárceles chilenas. La estrategia es demostrarles a las autoridades holandesas que en nuestro país no están las garantías para que se respeten sus derechos humanos. Sus argumentos apuntan principalmente a las pésimas condiciones de los penales nacionales.
En resumidas cuentas, esta historia aún no atraviesa su fase final. ¿Volverá a Chile y cumplirá con la condena? ¿Tendrá éxito su estrategia y se mantendrá en los Países Bajos?
Pronto debería haber novedades.