Vanessa Bravo, encargada de la oficina comunal de protección civil y emergencia de la Muni de Iquique, sabe como nadie sobre terremotos. ¿Por qué, dira usted? Porque la chiquilla perfeccionó todos sus conocimientos en Japón.
Bravo está vinculada a un proyecto piloto de cooperación que mantienen los gobiernos de Chile y Japón, quienes le están echando un ojal a dos ciudades: Talcahuano e Iquique, donde este domingo tuvo que poner a prueba sus conocimientos después del guaracazo 6,7 Richter.
"Gracias a esta red de colaboración fuimos invitados junto a un grupo de expertos a visitar y conocer la experiencia de los tsunamis en Asia, participando en un simposio con científicos en Tokio y recorriendo Kobe, que fue azotada el 95 y Sendai, una de las zonas más afectadas por el último gran sismo del 2011", indicó.
- ¿Qué sacaría en limpio después de tanto estudio?
- Muchas cosas, pero la principal es que cada centímetro cuenta. Fíjate que hubo personas en Sendai que se salvaron de ser arrasados por la ola gracias a 10 centímetros, lo que es tan milagroso como chocante.
- Esa onda...
- Sí. Acá muchas personas de las que evacuan piensan que no hay grandes diferencias entre una cuadra y otra, y si están cansados, paran, pero hay que dejarles en claro que vale la pena hacer el esfuerzo y evacuar hasta donde está señalizado.
- ¿Y cómo vio la cosa en el temblor del domingo?
- El balance general es positivo, puesto que se trató de una situación real que se vivió con bastante tranquilidad, excepto por aquellos que lamentablemente evacuaron en sus vehículos.
- Igual las alarmas son cuáticas. ¿O no?
- Parecen de la Segunda Guerra Mundial. Como si se viniese el bombardeo, pero la verdad es que en estos casos se necesita un fuerte impacto para generar el remezón en la gente.
- ¿Cuánto tiempo hay para apretar cachete?
- Vivimos sobre una placa que está pisando otra, por así decirlo, y tenemos la zona de subducción a 50 kilómetros, lo que significa que tenemos aproximadamente 15 minutos para evacuar. En el peor escenario, claro está.
- ¿Y ahí quién podrá defendernos?
- Uno mismo. Siempre hay que estar preparado buscando las salidas y sobre todo hay que contar con lo esencial, como linternas, agua, frazadas, dinero en efectivo, los documentos propios, de la casa y las cosas que se requieran en términos médicos, como remedios, pañales y lo que sirva en situaciones límite.