Terminó parte de la intrincada historia conocida como la maldición del "Kino Robado". Rolando Fernández (51), el compadre acusado de pelarle el cartón millonario a su vecino, murió la noche del jueves debido a una falla multisistémica, en el Hospital Herminda Martín de Chillán.
Fernández no aguantó las lesiones que sufrió el 20 de diciembre de 2008, cuando protagonizó un grave accidente carretero por el que quedó tetrapléjico.
Después de mandar a su hija de 14 años y a su pololo a cobrar el boleto ganador con el que se echó al bolsillo mil 84 millones de pesotes, Fernández sufrió una serie de infortunios que, creen sus vecinos, serían producto de una maldición.
Uno de sus sobrinos murió en la Navidad de 2007, luego una de sus hijas menor de edad quedó embarazada y otro retoño dejó a una vecina de sólo 15 años en la dulce espera.
La supuesta maldición recayó sobre Fernández luego de que su ex amigo, Mario Burgos, lo acusó de robarle el boleto ganador de la tucada de millones, el 4 de octubre de 2007, cuando llegó a su casa para pedirle 500 pesos.
Burgos incluso logró que la Fiscalía Centro Norte formalizara por robo a Fernández.
Finalmente, ante el 5° Juzgado de Garantía, Burgos accedió a que se le pagara un chocoso por 39 palos para que el lío con Fernández llegara hasta ahí nomás, hecho inexplicable y medio condoriento, ya que tenía judicialmente por las cuerdas a su ex amigo.
AMENAZAS
Burgos asegura que tras el accidente la familia del ahora malogrado Fernández lo amenaza día y noche, por lo que ni siquiera puede dormir en su cama o comer en su palacio.
Detalla que su casa, donde también tiene un boliche de dulces y bebidas, fue apedreada; la viuda del finadito le pegó una tremenda cachetada en plena calle y la exaltada prole de Fernández lo amenazó con mandarlo a visitar a La Pelada.
"Esta gente siempre ha sido mala y ahora tienen plata, por lo que son mucho más peligrosos", dijo ultra tembleque.
Aunque Burgos se pasea por Santiago buscando un lugar para que no lo pillen, no le desea mal a la parentela de su fallecido ex cumpa.
"Lo siento mucho por él y su familia", dijo a La Cuarta cuando iba a Rancagua, donde espera que se le pasen los tiritones de pera por las supuestas amenazas de los herederos.
"Estoy shockeado. Éramos amigos, sólo nos separamos por el tema del Kino", remachó.
Pero como en una teleserie venezolana, "esto está lejos de terminar", señaló esperando la segunda parte del culebrón.
Y remachó que fue Dios quien quiso que su ex cumpa no alcanzara a disfrutar mucho tiempo de todos los morlacos que él reclama como suyos.
La ampliada y enchulada casa de Fernández en la Villa Arturo Prat, en Lo Prado, pasó todo el día llena de personas que llegaron a ofrecerle las condolencias a su familia.
Ninguno de los vecinos quiso referirse directamente al tema del "Kino robado". Unos aún tienen metida la teoría de la maldición y otros, que seguramente ven demasiado "CSI Miami", aventuran la tesis de que el accidente de Fernández, que lo mantuvo en la UCI del hospital chillanejo, no fue nada casual.
De todos modos, Burgos piensa que la maldición que ataca a la familia sólo terminará cuando el dinero vuelva a sus manos: "Yo soy el verdadero dueño", insiste.
LA OTRA CARA: RONDÍN GANÓ 120 MELONES
Al rondín Pedro Alarcón Bustos nunca se le pasó por la testa que en uno de los piques de su hermana a Viña del Mar su suerte cambiaría para siempre.
Pedrito, quien vive en la localidad de Cobquecura, Región del Bío-Bío, le encargó a su sister que le comprara un raspe de Lotería en la Ciudad Jardín. La mujer había viajado a la graduación de su hijo como gendarme.
Al recibirlo, el cuidador nocturno guardó por varios días el boleto como hueso santo hasta que decidió rasparlo frente a toda su familia. "No lo podíamos creer. Revisamos una y otra vez el boleto, pero no estuvimos tranquilos hasta que fuimos a la agencia", explicó el hombrón quien también se ganó los porotos como cargador de camiones y jornalero.
PALETA. El suertudo se meterá al bolsillo un millón de pesos mensuales por 10 años, reajustables, por lo que ahora podrá darse una mejor vida y mantener a las 15 personas que habitan en su mejora.
"Vivimos todos en la casa del tío Pedro, que es una mediagua que tiene como 30 años y que se cae a pedazos", dijo su sobrino Luis Moya.
Por eso Pedrito podrá ahora cumplir su sueño de comprarse una nueva casa y dejar chiquitito el domicilio del Leo Farkas.
Alarcón dijo que repartirá una cantidad secreta de billullos a cada uno de los 6 hermanos que viven con él y otro resto para los sobrinos.
"Lo que quede será para la casita que comenzaremos a levantar a fines de febrero. Ahora la plata está en el banco", contó el Peter, quien seguirá trabajando como rondín.
Daniela Herrera M.