El pasado 16 de marzo, Rafael Garay regresó a Chile y fue formalizado por los delitos de estafa reiterada y apropiación indebida. Finalmente, quedó en prisión preventiva.
Al "dolape" se lo llevaron de un ala al anexo penitenciario Capitán Yáber, ubicado a un costado del Centro de Justicia, donde pasa sus días hasta que se cumpla el plazo decretado para la investigación y se inicie el juicio en su contra.
Mientras tanto, el autodenominado economista, se pasea por las piezas de 4x3 mts2, para hacer vida social y hablar de lo humano y lo divino con sus compañeros de encierro. En sus conversaciones, el ingeniero comercial se cachetonea con sus viajes, les da a entender que no tiene un pelo de gil y que es un tipo bacán para casi todo.
Capo del ajedrez
De hecho, cuando ingresó al recinto penal le echó la foca al recluso más peligroso en el tablero de ajedrez, para que se enfrentaran en un duelo a muerte. Sin embargo, Garay duró menos que un candy, le comieron la reina y sólo con un par de movimientos su rival lo dejó en jaque mate, según le contaron fuentes de Gendarmería a La Cuarta.
La paliza en el ajedrez se escuchó en todos los rincones de la prisión. Y sólo porque su rival le dio la revancha, pa' dejarse perder, no se convirtió en el escándalo de la semana canero.
Cabe destacar que los reclusos cachan la historia del pelón e incluso lo consideran medio loquillo, por su forma de ser.
Deberes de Garay
Garay cumple hoy 18 días recluido en la Capitán Yáber y sabe bien cuáles son sus obligaciones. El hombre se levanta a las 8.00 de la mañana, se baña, desayuna y hace el aseo del dormitorio más los espacios comunes que comparte con los demás presos.
Todo en buena onda. Incluso a la hora del almuerzo, donde hay algunos que se ponen mañositos. Sin embargo, ese no es su caso y ayer se devoró el plato de fideos con vienesas.
De hecho, el pasado viernes le tocó limpiar los WC que están al interior de las celdas y el baño común del anexo penitenciario. No se hizo problemas.
No obstante, el drama que tienen los reclusos al interior de esa cana no es por el control del territorio, sino por quién agarra el aceite de oliva. Ahí la cosa se complica..., recalcó una otra fuente de Gendarmería.