En Chilito es muy común dejarle una propina al mesero después de haber disfrutado de un rico manye, un refrescante schop o unos reponedores loritos. El problema es que nadie se imagina que al pagar con tarjeta, en algunos locales le pegan un injusto manotazo a las monedas de los garzones.
En este calcetín de tripa larga, más de 120 mil personas trabajan atendiendo mesas. El tradicional oficio es más viejo que el hilo negro, pero según el diputado Nicolás Monckeberg en el 60 por ciento de los locales no están ni ahí con la antiquísima pega y le hacen algún tipo de recorte a las merecidas propinas de estos titanes.
Ante esta frescura sin nombre, ahora existe una fuerte campaña ciudadana para que la barra pague la cuenta como le dé la gana, pero que deje la propina en efectivo.
Con conocimiento de causa, el mesero Ignacio Vargas, presi del comité paritario de "Los Buenos Muchachos", asegura que en su actual templo del trabajo no hay dramas ni chanchullos, pero en su vida como garzón ha visto cada pastel...
"En otros locales pasa de todo, te recortan las propinas como quieren y más encima lo camuflan como 'préstamos'. Los trabajadores no dicen nada para no perder la pega", explicó el mosaico.
MANOTAZOS
El drama de los mozos surge porque en muchos bares y restoranes donde el parroquiano paga con tarjeta (de débito o de crédito) e incluye ahí mismo la propina, al garzón le descuentan hasta el 3 por ciento de sus monedas debido al "costo de administración" del plástico.
El diputado Monckeberg asegura que ese manotazo "es absolutamente ilegal, porque la propina tiene un sólo objetivo, que es un pago directo al garzón y que tiene que ver con la atención que recibió el cliente".
Otra injusticia común que sufren los titanes con equilibrio de hierro es que les retienen las propinas ¡hasta por 90 días! La excusa es que cuando el cliente cancela con tarjeta, la empresa se demora en hacer efectivo el pago.
Pero hay casos peores, porque existen restoranes donde el garzón tiene que poner el pecho por los cheques protestados y sin fondos... ¡No hay salud!
OBLIGADOS
La más común de las rarezas es que los meseros tienen que tirar todas sus chauchas a un fondo común. ¡Y eso no sería na'! El atado es que muchos garzones denuncian que el patrón saca de ahí mismo para pagar el sueldo a los guardias, al personal de aseo y de cocina.
Franco, garzón de un casino, denuncia que en su caso, "las propinas las envían con el metre. Entonces vaya a saber uno si es que corresponde de verdad a la propina que te dieron. Además es un fondo común ¡Uno no tiene cómo saber cuánto es lo que retuvieron y lo que dejaron pa' dentro!".
Por si fuera poco, Nicolás Monckeberg se enteró de que en varios locales del barrio alto, las propinas tienen un tope y de ahí pa' arriba va derechito al bolsillo del dueño del restorán.
"Si hay algún local que va a descontar o a limitar la propina hasta un cierto monto, que lo diga, porque yo estoy seguro que si el cliente sabe que no es para el garzón, sino para el dueño del restorán, seguro que esa propina va a ser menor", alegó el honorable.
Indignado con las denuncias, el parlamentario anunció que pondrá todos los antecedentes a disposición de la Dirección del Trabajo, para que caigan tejazos sobre los abusadores.
En esa onda, la campaña ciudadana busca que de aquí en adelante la barra deje la propina al contento.