Gastaron un palitroque pa' encontrar a su querido "Max"

Los Pinscher en miniatura son conocidos como los "Doberman de bolsillo" y algunos suelen llevarlos en la cartera o un bolso a lo Paris Hilton. Dicen las malas lenguas que frente a los extraños son peor que un Pitbull y se tiran directo al bulto, pero el pequeño "Max" no es así. Por eso su dueña desembolsó casi un palitroque para encontrarlo luego que se hizo humo de su hogar.

A las 7 de la madrugada del 7 de este mes, "Max" salió de su casa en la Tercera Avenida, San Miguel, para hacer sus necesidades. Luego de regar los arbolitos, el can siempre volvía a casa, pero esa mañana fue la excepción.

Cuando su ama, Náyade Fernández, sintió su ausencia, lo buscó por todos lados, pero al regalón se lo había tragado la tierra.

La eva se desesperó. "Max" es para ella como un hijo largamente deseado, pues lo trajo desde Colombia como esposo para la "Lupe", una Pinscher café, para que ésta pudiera tener cachorritos de su raza.

Pero apenas conoció al cachupín, se dio cuenta que no era igual a los demás. "Se da con todas las personas y más con los niños. Los protege y le encanta jugar con ellos. A diferencia de las perras de la casa, no es nada arisco", afirma su dueña.

Además de su carácter dócil, "Max" reveló otra habilidad que le hizo ganarse la adoración de su dueña. El hijo de Náyade, de 8 años, comenzó a mejorar en sus terapias de la Teletón luego que el Pinscher hizo magia con sus regaloneos.

El cariño y este milagro llevaron a Náyade a poner avisos clasificados en el diario pop y en otros periódicos. Desembolsó casi un millón de pesos poniendo la carita de "Max" en la prensa.

"Mi hijo comenzó a deprimirse y toda mi familia lo extrañaba. Era triste llegar a la casa y que 'Max' no nos recibía en la puerta", dice la mamurri.

Los avisos resultaron. En dos semanas un joven llamó y le contó que había comprado al perrito como regalo para su polola. La recompensa de 200 lucas que Náyade ofrecía no fue aceptada por el lolo, quien sólo solicitó que si el Pinscher se ponía las pilas con su novia le regalaran uno de sus cachorros.

De vuelta en casa, "Max" despierta a sus dueños todas las mañanas para que le llenen el plato y le abran la puerta para ir a elevar su minúscula patita a sus árboles favoritos. También va con Náyade a buscar a su peque al colegio y comparte con todos los vecinos del barrio, como el regalón que es. Una celebridad.

COMPARTIR NOTA