Gendarmes investigados por asesinato de joven del "Caso Bombas"

Kevin Garrido Fernández, reo desde septiembre, fue asesinado en la cárcel Santiago 1. Dos funcionarios de la institución serán investigados por la muerte del recluso.

Dos gendarmes son investigados por una supuesta riña con un par de reclusos en la cárcel Santiago 1, la que habría terminado con la vida de Kevin Garrido Fernández (21), condenado a 17 años de presidio efectivo por los delitos de posesión, tenencia y colocación de artefactos explosivos.

Según el parte médico, el reo que cumplía su pena por el "Caso Bombas" desde el 5 de seprtiembre, falleció a eso de las 10.26 horas del viernes. Antes de eso, habría tenido lugar la disputa, en la que Garrido sacó la peor parte, siendo herido en varias ocasiones con un arma blanca, en la zona del abdomen y el tórax.

A sus 18 años, Kevin acumulaba un nutrido prontuario: una explosión en la Escuela de Gendarmería, el 2015, donde se le condenó como uno de los principales responsables, y la colocación de bomba en la 12° Comisaría de Carabineros de San Miguel, ese mismo año.

Relato premonitorio. Al ser capturado, fue puesto en prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad, para luego ser trasladado a Santiago 1, tras varias cesiones y peticiones de su parte y su defensa.

Kevin se decidió a escribir un manifiesto el 28 de noviembre de 2016, el que fue publicado por sitios web como CONTRAINFO.

Ahí relató los violentos episodios con los que debía lidiar a diario tras las rejas. "Escribo a altas horas de la noche, al menos para mí, que día tras día mis ojos se abren a las 7:30 de la mañana, de un intranquilo dormir, para ver el gris hormigón y las grandes puertas de seguridad. Aún así, es el mejor momento para escribir lo que siento", rezaba uno de los pasajes en los que denotaba su pesar.

Su traslado a Santiago 1 desató las más inquietantes revelaciones de la carta. En las líneas, relata cómo las disputas entre reos hacían enfrentarse diariamente con la muerte.

"He visto presos apuñalados, quemados con agua hirviendo. He visto bajar tranquilamente la escalera por la mañana a un preso, mientras otro le lanza un cuchillo al cuello", fue parte de su escabrosa descripción.

Además, agregó que "he visto, y sin poder hacer nada, cómo carceleros golpean hasta aburrirse a otro preso, reflejándome en él, por ya haber pasado por esas situaciones. No es agradable ver que presos se asesinen entre sí, sabiendo que todos están en la misma situación carcelaria, como tampoco es agradable tener que acudir a una cuchilla (porque peleas a combos no existen), porque en el módulo hay problemas y con 200 presos en un mismo patio".

A pesar de la difícil situación que atravesaba como interno, Kevin mantuvo una actitud desafiante.

"Jamás suprimiré de mi memoria los golpes directos de pie y puños a los policías y sus feas caras de cobardía, los días y noches corriendo con fuego en las manos hacia la autoridad", sentenció.

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