Moisés Jauregui Sevich (33) heredó el apellido del segundo esposo de su mamá porque el que le correspondía era Pantich, ya que sus ambos padres biológicos son gitanos.
Nació mientras su familia estaba en Antofagasta y con ellos recorrió el país de punta a punta más de 15 veces, pero su vida estaba lejos del glamour que presumen los viajes.
"Me levantaba a la 1 de la tarde, me iba al centro a pedir plata y llegaba a las 10 de la noche a la casa, y ahí me juntaba con mis amigos hasta las 3 de la mañana, y ahí me iba a dormir. Esa era mi rutina", contó.
La vida errante y la despreocupación familiar por el niño provocó que a corta edad Moisés comenzara a aspirar neoprén, estuviera desnutrido, sucio y harapiento. "El neoprén es como la droga que más consumen los gitanos, creo que para matar el tiempo como tienes mucho tiempo libre; uno lo trae y otros lo empiezan a probar y luego se hace un vicio", explicó.
Cuando tenía nueve años la camioneta en que su tribu recorría el país pinchó una rueda en Casablanca y por suerte debieron acampar ahí, porque entonces Moisés conoció a Aurora Araya y a su marido Fernando López, que se convertirían en sus papás adoptivos, a quienes ahora ama "con todo el corazón".
Al rato los gitanos dejaron la ciudad de la Región de Valpo, pero el niño no perdió el contacto con la pareja. A los 13 años volvió a verlos y se quedó con ellos, porque le tomaron cariño y Moisés vio la posibilidad de surgir en la vida.
"Le dije a mi mamá (gitana) que quería estudiar y ella me dijo que probemos por tres meses y hagamos una tutela en el juzgado, y esos tres meses se convirtieron en 20 años", dijo.
"Fue un cambio totalmente grande, de hecho mi mamá (chilena) me compró un catre y yo dije: ¡Nooo!, si me subo a ese catre y me caigo me puedo matar. Los primeros dos meses dormí en el suelo, y en el baño me tenía que bañar con la puerta abierta por la costumbre".
Cuando se instaló con su nueva familia el lolo hablaba romané y era analfabeto, pero en poco tiempo se niveló y en seis años sacó la enseñanza básica y media. Pero no fue fácil porque en los primeros años debió soportar la discriminación de, sobre todo, las niñas que lo ignoraban y rechazaban.
"Después en el liceo me cambio la vida porque justo estaban dando la teleserie 'Romané' (2000) y la desventaja de ser gitano en la básica pasó a ser una fortaleza total, incluso fui presidente del centro de alumnos".
Mormón
Al salir del colegio Moisés se fue dos años como misionero mormón a Argentina y luego entró a la U. de Valparaíso a estudiar para técnico paramédico de odontología, y después se tituló también como técnico en prevención de riesgos de la U. de Playa Ancha. Ahora trabaja en al Dirección de Salud Municipal de San Felipe, está a punto de sacar la ingeniería en su especialidad, hace clases en la universidad, se casó con una dentista, pronto abrirán una clínica y tienen dos hijos.
A pesar que Moisés terminó de criarse con chilenos, su relación con su parentela gitana no la cortó y constantemente ve a parte de sus 19 hermanos y sobrinos, pero a diferencia de ellos, que son machistas, él asume que es súper macabeo.