Era otra Gloria Trevi, muy diferente a la que recordábamos de 1992, la que subió ayer a la Quinta Vergara, pero aunque se notaba más madura, más mujer, mantenía la esencia que la hizo famosa.
Jugó igual con su irreverencia, pero la conjugó harto con su sensualidad, y la de sus bailarinas y bailarines. Cantó sus clásicos, como Pelo Suelto, temas nuevos, con los que demostró su calidad vocal e histriónica: lloró, gritó, aseguró que amaba el amor, que aunque el destino la llevó por caminos tristes “supe salir adelante” y se cambió vestuario para darle más realce a sus canciones.
Sus fans la siguieron incondicionalmente, también cantaron, gritaron, bailaron, lloraron y la premiaron con dos Antorchas y dos Gaviotas.
