Aunque bastaban 26 votos, al final la mascada a los ahorros individuales se timbró con 29 deditos para arriba. O sea, cinco honorables oficialistas se dieron vuelta la chaqueta, lo que pone cuesta arriba al Ejecutivo, incluso, ir al Tribunal Constitucional.
Hay que ser sinceros: en el Gobierno se sabía cómo venía la mano y que, prácticamente, la leche estaba cocida. Sin embargo, el resultado final fue un verdadero golpe de nocáut que timbró la peor derrota para la administración del Presidente Sebastián Piñera desde que se subió al ring del 10%.
Los 29 votos a favor de una mascadita a los ahorros previsionales, lo que significó que 5 senadores oficialistas se dieran vuelta la chaqueta, decantó que al final los 2/3 de la Cámara Alta le dieran un portazo al Ejecutivo. O sea, mucho más de los 3/5 que se requerían.
Por eso, y a diferencia de la votación de los diputados de la semana anterior, La Moneda lució anoche como una casa embrujada, casi vacía. Y fueron muy pocos los testigos que siguieron el sufragio de los senadores en medio de una noche que tuvo como coro de fondo los cacerolazos por todos los rincones de la capital.
Sin retorno
Pero a diferencia del Presidente Piñera, o la vocera Karla Rubilar, que de seguro guardarán sus opiniones para la jornada de hoy, ayer los ministros Ignacio Briones y Gonzalo Blumel tuvieron que poner ambos cachetes del rostro frente a los dardos de cada uno de los honorables, que les restregaron su sufragio a favor del histórico retiro de las AFP.
El primero en mamarse la arremetida fue Briones, que como titular de Hacienda intentó en vano nadar contra la corriente, advirtiendo, eso sí, que con lo votado anoche en el Congreso "se abre una puerta que no se cierra y que es difícil volver a cerrar".
¿Será que el Gobierno vetará el proyecto o irá al Tribunal Constitucional? Briones no quiso tirar más leña al fuego, aunque sí más entreabierta dejó la puerta el jefe del Interior, Gonzalo Blumel. Aunque no estaba pactado, el líder político del Gobierno expuso que el proyecto aprobado "es una herramienta que altera el funcionamiento de nuestra institucionalidad".
De hecho, poco antes de consumarse la peor derrota, Blumel insistió en que "esta lógica no contribuye a fortalecer la amistad cívica y por ello quiero reiterar el llamado al cumplimiento de las reglas del juego".
A esa altura, claro está, el discurso era un saludo a la bandera.