¡Grandes!: Juntamos a hermanas que pasaron 27 años sin saber una de la otra

Para llorar a gritos fue el encuentro de dos hermanas, cuya madre biológica impidió que se conocieran durante 27 años, al entregar en adopción a la menor al nacer.

Personal de Investigaciones, tras leer una nota publicada por La Cuarta y titanear durante dos meses, logró juntar a Carolina Herrera Espinoza (27), y a su hermanurri de sangre, Ximena Márquez Laurin (28).

Ambas se fundieron en un laaaargo abrazo en el cuartel de San Fernando de la policía civil, donde se materializó el anhelado encuentro.

La Cari llegó súper nerviosa y ansiosa y, tras conocer a su hermanita, se hizo de algunos importantes datelis de la larga historia que la separó de la Xime.

FUERTE

Supo, por ejemplo, que tras nacer, el 19 de noviembre de 1982, en la Maternidad del Hospital Sótero del Río, en Puente Alto, su madre, Ida Irene Laurin Delgado, la entregó en adopción a un matrimonio campechano de Las Cabras, Sexta Región.

Cuando llegó a esa localidad, tenía apenas siete días de vida y fue bautizada con los apellidos de sus nuevos padres, el matrimonio Herrera Espinoza.

Pasó el tiempo y cuando cumplió 7 años, se enteró por boca de ellos mismos que era hija adoptiva. "Me dijeron que mi mamá les había entregado una carta confirmando la adopción. En ella aseguraba que no podía hacerse cargo de mi existencia y que me cuidaran como si fuera su hija. Cuando supe, me largué a llorar y algún día prometí que encontraría a mi familia de origen", manifestó a La Cuarta.

Y así fue. En 2001 la joven comenzó un largo peregrinaje en busca de sus orígenes.

Golpeó muchas puertas. Primero recurrió a los carabineros de Las Cabras y luego dirigió sus pasos al diario pop, que decidió ayudarla con una nota en la que ella clamaba por conocer a su hermana.

Contactar a Ximena no fue fácil, ya que la mujer, casada, de profesión contadora, se encontraba laburando en Santiago.

Cuando por fin la ubicaron, los detectives de la Bicrim de San Fernando, al mando del prefecto Edgardo Quintana, le aclararon que en la Sexta Región vivía una joven que se moría por conocerla, porque era su hermana.

IMPACTO

La contadora casi se fue de espalda al enterarse de que su madre, quien falleció el 8 de febrero de 1997, cuando ella tenía 17 años, se fue a la tumba sin revelar jamás el secreto de familia.

"Nunca me contó que tenía una hermanita y que había sido regalada al matrimonio de Las Cabras. Para mí fue muy impactante saber sobre eso de la adopción. La verdad es que me desayuné y mi marido tampoco lo podía creer", señaló la Xime.

Tras la cita, los papás adoptivos de Carolina, María Teresa Espinoza y Óscar Herrera González, invitaron a toda la prole a un macanudo asadito.

Entre costillares, longanizas y pipeño cabezón, las hermanitas juraron no separarse más. "Con lo que me costó ubicarla, sé que vamos a ser yuntas y que puedo contar con ella en las buenas y en las malas. Hasta fiestas familiares como Navidad y Año Nuevo las podremos pasar juntas", expresó Carolina, en medio de un brindis por los polis y La Cuarta. ¡Salud!

J. Pinto/J. Salas

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