"Cometió un delito y tiene que pagar por eso", soltó el joven, que además reconoció que no pretende convertirse en un "ícono".
Hace unos días, se determinó la prisión preventiva de Claudio Crespo, ex teniente coronel de Carabineros acusado de disparar perdigones que le dieron a Gustavo Gatica, razón por la cual el joven quedó ciego el pasado 8 de noviembre durante el estallido social.
Como era de esperar, la noticia fue tomada por alivio por la misma víctima, quien vio algo lejana esa posibilidad de la medida cautelar en contra de "G-3", como era denominado Crespo en la rama de Fuerzas Especiales.
"Es un paso gigante que se veía un poco lejano. En algún momento se pensó que no iba a ser posible. Incluso, me siento un poco tranquilo", afirmó Gatica en una extensa entrevista que dio a la BBC.
"Para nosotros como familia no fue raro escuchar ese nombre, el de Claudio Crespo, porque algo ya sabíamos, pero que la Policía de Investigaciones lo diga y con tantas pruebas, uno dice ya, ok, fue él", agregó.
Ante la consulta de si espera conversar con el presunto ejecutor de los disparos que lo dejaron ciego, Gatica reconoce que no le gustaría enfrentarse con él y solo espera que cumpla la pena que se dicte.
"Siento que no tengo nada que hablar con él. Cometió un delito y tiene que pagar por eso y ya está. Que se haga justicia y ojalá que en todos los casos sea así", indicó.
En esa misma línea, añadió que "no me sorprende que haya hecho eso, disparar los balines a la cara. Yo tenía claro lo que yo estaba haciendo ahí, él tenía claro lo que él estaba haciendo ahí. Y así pasó todo".
Momento del disparo
Gustavo Gatica relató en el citado medio el momento inmediatamente posterior al disparo con perdigones que ingresaron en sus ojos.
"No fue doloroso. Sentí el impacto y de inmediato algo como agua correr desde mis ojos. Era la sangre. Vi estrellitas por todas partes, como en los dibujos animados y luego me fui a negro", señaló.
"Tras el impacto me di vuelta y me ayudó una persona, Jaime Bastías. Él me acompañó en todo momento, hasta la clínica. Yo no lo conocía. Seguimos en contacto hasta hoy", relató.
Sobre el incidente, Gatica reconoció que para sacar los perdigones de sus ojos tuvieron que "romper una parte del cráneo, porque quedaron en lugares muy difíciles".
"Yo era consciente de que no iba a ver nunca más. Aprendí a ocupar el teléfono sin ver, en la misma clínica. También comencé de inmediato a aprender braille. No me costó nada", soltó.
Por último, Gatica reconoció que no se siente representante de las luchas sociales, ni menos un vocero. "En una marcha me siento cómodo entre la gente, no quiero ir adelante con los dirigentes", lanzó.
"No sé bien cómo afrontarlo. No fue algo que yo busqué. No quise ser un icono, pero para mucha gente, quizás lo soy. Es raro. Me llama la atención cuando la gente me da las gracias, pero soy feliz con el cariño que he recibido", finalizó.