Habló familia de jóvenes hallados muertos luego de 16 horas

Marcos Ángelo González Muñoz estaba feliz porque su desempeño como maestro pintor-pulidor había sido muy bien evaluado en una desabolladuría cercana al Parque O’Higgins, en donde trabajaba hace poco.

El amante de las motos de 31 años estaba separado y su mayor preocupación era el bienestar de sus hijos,  de 8 y 7 años,  que pasaron algunos días con él en la playa en el verano y ahora estaban de vacaciones en el sur.

Su compañero Rubén Darío Carrasco Sáez, de 22 años, también tenía dos hijos y a pesar del poco tiempo que llevaba trabajando en el taller, había demostrado gran capacidad.

La última jornada laboral de los jóvenes comenzó el miércoles y terminó pasadas las 24 horas, por lo que Marcos le ofreció a su compañero llevarlo a su casa en Renca en su moto Pulsar, que recién había pintado el domingo, para después partir a dormir donde sus padres en Lo Prado, donde vivía.

Por causas que se investigan, la moto tuvo un accidente en el kilómetro 8 de la AutopistaCentral  y a la 1.30 del jueves los equipos de seguridad de la ruta alertaron a Carabineros sobre el incidente.

Los verdes fueron a ver qué onda, buscaron víctimas aparentemente en forma deficiente, no encontraron ni un alma en los alrededores, y determinaron que presumiblemente las personas que habían tripulado la moto accidentada se habían echado el pollo por sus medios.

El asunto se puso brígido 16 horas más tarde, cuando a las 18.16 horas, trabajadores de la autopista revisaron las cámaras de seguridad y cacharon algo terrible. “Recibimos un llamado por lo cual se derivó a personal al sitio del suceso y encontraron en el bandejón a dos personas sin vida”, informó el coronel Rubén Ahumada.

Lo más triste es que junto con la pena por la muerte de los jóvenes (cuyos cadáveres quedaron cien metros antes que la moto) es que sus familiares manifestaron en el Servicio Médico Legal que deberán vivir con la incertidumbre ante la posibilidad de que ellos hubieran agonizado durante algún tiempo. Piensan que si hubieran recibido atención médica pudieron haberse salvado.

Una pariente de Rubén estaba indignada, y más aún porque según ella la moto estaba sólo a siete metros de las víctimas. En tanto el papá de Marcos, Hugo González, no cree que la principal causa del accidente haya sido el exceso de velocidad porque consideraba a su hijo un buen conductor. “Pensamos que con ayuda oportuna pudieron vivir”, añadió.

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