A prisión fueron enviados los tres implicados en el alevoso crimen del colectivero que el fin de semana pasado fue apaleado y quemado en una pira, en la comuna de San Pedro, en la provincia de Melipilla.
Mario Ortiz fue asesinado el sábado en la tarde, a manos de su conviviente, Verónica Issa; el primo de ésta, Carlos Schulz, y Guillermo Seves, pololo de la hijastra de la víctima.
En la formalización de cargos, el fiscal Daniel Ríos dijo que la mujer y los pericos "se concertaron" para darle muerte al colectivero. Se supo que Verónica Issa el viernes último viajó a Santiago y que regresó a Talagante el sábado. Debido a que sabía que su conviviente se iba a enojar, la mujer le pidió ayuda a un primo y al pololo de su hija Soraya.
Según el fiscal, Schulz y Seves fueron al departamento del colectivero y esperaron que llegara escondidos en una pieza y el baño, cada uno armado con garrotes de 70 centímetros de largo y 2 pulgadas de grosor.
Tal como lo había previsto Verónica, apenas llegó al depa el colectivero empezó a retarla y ambos protagonizaron una pelea, en medio de la cual la hija de la mujer recibió un golpe que la mandó al suelo.
Entonces fue que los hombres entraron en acción y agarraron a palos a Ortiz. Cada uno -confesaron los propios detenidos- le dio aproximadamente 20 palos en la cabeza hasta dejarlo sin conocimiento. En ese momento se metió la mujer, quien sofocó a su pareja con una polera que le metió en la boca. También le pegó combos y patadas. Verónica, su primo y el pololo de su hija envolvieron el cuerpo con una frazada y sin remordimientos durmieron siesta y hasta fueron a las fondas.
A las 03.00 del domingo volvieron al departamento y decidieron deshacerse del cuerpo. Mientras los adultos sacaban el cadáver y lo metían al meletero del auto de Verónica, su hija Soraya se encargó de bajar los palos y limpiar la sangre.
En seguida fueron a la comuna de El Monte, adonde compraron 5 litros de gasolina, y siguieron hasta la orilla del río Maipo, en Melipilla. En un peladero tiraron el cadáver de espalda sobre una hoguera que hicieron con leña, cerca de arbustos de matorrales, en el sector de Quincanque.
CULPA
Desafortunadamente para los asesinos, el cuerpo se quemó de la pera hacia abajo, por lo que el finado pudo ser reconocido por su padre. Mientras la policía realizaba pesquisas para aclarar el crimen, el sentimiento de culpa traicionó a Seves y lo llevó a confesar su atrocidad y a entregar a sus compañeros de delito.
Debido a que a juicio del fiscal la hijastra del colectivero también participó en los hechos, le formuló cargos por homicidio calificado, igual que a Schulz y Seves. A Verónica Issa la formalizó por parricidio.
LO "INCINERARON" CUANDO AÚN VIVÍA
La libertad de los 4 imputados fue considerada peligrosa para la seguridad de la sociedad, por lo que los tres adultos deberán esperar en prisión el juicio oral en su contra. La menor Soraya C., de 16 años, tiene 3 meses de embarazo, por lo que quedó con arresto domiciliario nocturno. Según el fiscal, la muchacha "guardó los elementos del crimen en el vehículo" y también pasó el combustible para quemar a Mario Ortiz (en la foto), cuando aún vivía.
El fiscal Daniel Ríos calificó el homicidio por el ensañamiento y la alevosía con que actuaron los acusados. Los imputados por homicidio calificado arriesgan una condena que parte en 10 años y un día y la mujer formalizada por parricidio una pena mínima de 15 años.
Carlos Godoy S.