Es como tener un encuentro grado 3, donde no queda nada para la sorpresa. Así es la Body Scan, con la que la PDI sapea ahora hasta el último rincón del cuerpo humano para ver si alguien intenta meter droga o cosas raras al país.
La máquina radiológica se empezó a utilizar la semana pasada en el Aeropuerto de Santiago, pero en el paso fronterizo Chacalluta, en Arica, ya no es novedad, porque se usa desde el 2009. Lo mismo en el control carretero del sector de Cuya, en Iquique. Allí ya se han incautado más de 115 kilates de drogas.
Para que cachen lo bacán del equipamiento, en una semanita de uso ya funó a un burrero cholito que quería meter caleta de ovoides con coca adentro de su guata. El perico, que andaba medio hinchado, no pudo ingresar a nuestro país los 1.100 gramos de la cochinada.
Después de pasar por la "Revisión X", el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, dijo que el aparato ayuda a "cumplir con un compromiso de nuestro Gobierno, de ir cerrando las fronteras al narcotráfico" que "envenena a nuestros compatriotas".
Destacó que el número de Body Scan llegará a 11, para que "las fronteras de nuestro país sean más seguras".
Igual saben los sabuesos que el uso del aparato podría traer atados con los viajeros al ser "fotografiados" en cuerpo y alma.
Según el comisario Héctor Moya, jefe de la Brigada Antinarcóticos, eso no pasará en nuestro país, ya que acá cuidarán la dignidad de las personas que deban pasar por el detector.