Hasta hoyos negros se ven claros desde Paranal

Más felices que MacGiver en una ferretería están los caperuzos del Observatorio Paranal, en pleno desierto de Atacama, con la creación del telescopio virtual más grande del mundo y sus alrededores. Sí, el más morrocotudo y aquí en Chilito lindo.

El record, que quemó de una al pastel de choclo más grande y al curanto con más choritos, se llevó a cabo gracias al esfuerzo de un grupo de científicos que logró unir las señales de los cuatro telescopios más grandes del centro astronómico, para crear un verdadero monstruo de la observación.

El trabajo, que tuvo a los científicos quemándose las pestañas por más de un año, fue bautizado con el nombre de VLT (Very Large Telescope), que en español significa Telescopio Muy Grande. Puro ingenio.

"Hace mucho tiempo que estábamos trabajando en esto y estamos muy contentos de poder empezar a hacer ciencia", soltó de entradita el caporal del proyecto, Jean-Philippe Berger.

Para conseguir la hazaña astronómica, debieron juntar las señales de 4 enormes telescopios de 30 metros, llamados Antu, Kueyen, Melipal y Yepun.

Las moles, que cuentan con espejos de 8 metros cada una, fueron unidas para darle vida al VLT, un instrumento capaz de ampliar su magnitud a la de un espejo de 130 metros de diámetro, que deja verles hasta las espinillas a los alienígenas.

"Gracias al VLT podremos observar la superficie de las estrellas e, incluso, objetos que nunca antes se habían observado, como estrellas muy jóvenes o algunas galaxias", se quebró el astrónomo Berger.

Para unir las señales de los telescopios, utilizaron la técnica de la interferometría, que consiste en combinar la luz de los instrumentos para lograr una imagen de mayor resolución.

"Utilizamos esta técnica porque actualmente es muy difícil construir telescopios ópticos muy grandes", explicó el astrónomo.

Tras su consecución, el VLT del Observatorio de Cerro Paranal se convirtió de una en el instrumento óptico más avanzado de todo el mundo.

AL EXTREMO

Este centro de operaciones astronómicas es manejado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), una organización creada en 1962 y que integran 11 países del viejo continente.

Gracias a sus buenas condiciones geográficas y climáticas, Chile fue escogido como el centro de operaciones de un nuevo proyecto aún más ambicioso, denominado E-ELT o Telescopios Europeo Extremadamente Grande.

El mega-telescopio, que tendrá un espejo de 42 metros de diámetro, estará listeilor para el 2018 y costará cerca de 1.000 millones de euros.

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