Está helada la noche. Eso, más que el miedo, hace que los presentes en el lugar tiriten. Comienza la noche de Halloween y un grupo de 20 curiosos se adentra en uno de los lugares más escalofriantes que pueda haber: el cementerio de Curacaví.
Es el Ghost Tour organizado por César Parra, un amante de todo lo que huela a la pelá o a monstruos de cuatro patas. En esta visita una manada de péndex se pasea por la parte más oscura de un cementerio que hasta a Rambo le hubiese hecho tiritar las cañuelas.
“Curacaví es tierra de brujos, por eso decidimos traerlos acá”, comienza diciendo el guía Parra, que dentro del recorrido hará de relator, humorista y parapsicólogo.
Con la psicofonía, método con el cual se intenta grabar voces de muertos con un aparato electrónico, en muchas oportunidades buscará hacer temblar a los presentes, que lo miran como a un Salfate reahabilitado.
“Esta es la tumba del hijo de uno de los brujos más reconocidos y poderosos de todo este pueblo”, asegura Parra al acercarse al primer mausoleo de esta peculiar visita. Las múltiples frases pegadas en el lugar de descanso de este finao, dan cuenta de los favores concedidos por el espíritu del cabro.
“Su padre lo utiliza para que haga milagros. Pero nada es gratis. Cada favor tiene que ir acompañado de una muerte”, echa miedo el capo del tour. De ahí en adelante, ya no hay valientes en el cementerio.
DETHRILLER
Molinos moviéndose, cosas que se caen desde las lápidas y hasta ruidos desde el interior de las tumbas son parte de las cosas “normales” que pasan en aquel lugar durante la noche de brujas. Parra, que es el que más goza con lo paranormal, se detiene un momento en la tumba de una niña que se suicidó a principios de este año. Tras alumbrar un rato con una linterna los juguetitos que la adolescente tiene de adorno, confiesa su macabra teoría.
“Ya van más de 30 suicidios en lo que va recorrido de este 2012 en Curacaví. Si me preguntan a mí no es simple casualidad. Es parte de los deseos de un brujo de magia negra”, profetiza el máster que tras eso extrae un aparato desde su bolsillo para complementar la historia con una charla con el alma de la cabra.
“Respóndeme si nos escuchas”, es su primera frase al utilizar el método de la psicofonía. Rato después y al revisar la grabación, se oye un “sí” que suena terrible de fuerte.
Ya no hay dudas, la mayoría de los que escuchan esta afirmación tendrán que llegar a cambiarse los calzoncillos.
BRUJAS
Después de un rato el cuático animador del encuentro lleva al grupo hasta un cerro que se encuentra justo al costado del cementerio.
Ya con el hecho de que el lugar sea llamado “el cerro de las brujas”, da cuco. “Muchos dicen que este cerro puede haber sido un Pucará, o un lugar de encuentro de machis”, complementa el socito.
Pero entre tanta lápida todos distinguen un molino de papel. Está girando a gran velocidad, como si estuvieramos en pleno huracán. “Se están despidiendo parece”, comenta César Parra antes de descender, complementándolo con un tenebroso “espero que los espíritus no los acompañen a casa”.
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