La ley configura como delito el maltrato corporal relevante, maltrato relevante agravado y trato degradante.
La vuelta a clases también trae de regreso el bullying y el ciberbullying, fenómenos que afectan a estudiantes de todas las edades y que puede prolongarse en el tiempo.
En consecuencia, el acoso puede repercutir en el rendimiento académico y desarrollo personal de quien lo sufre, así como también perjudicar su bienestar emocional y psicológico.
La exposición pública y la falta de privacidad agravan el impacto, generando ansiedad, depresión e incluso llevando a casos extremos de suicidio. La ley 21.013 configura como delito el maltrato corporal relevante, maltrato relevante agravado y trato degradante.
Y ojo, que se reconocen al menos seis tipos de bullying: físico, verbal, psicológico, social, sexual y ciberbullying.
En torno a éste último, el acoso cibernético, se refiere al uso de la tecnología, especialmente internet y redes sociales, para acosar, intimidar o difamar a otros. Este fenómeno se ha incrementado con el aumento del acceso a dispositivos electrónicos y la presencia constante en plataformas digitales. A diferencia del tradicional acoso, el ciberbullying tiene un alcance masivo y perdura en el tiempo.
Desde Carabineros, recalcaron que la prevención de este fenómeno combina educación, concientización y colaboración entre padres y educadores. Por lo mismo, es fundamental enseñar a los niños y jóvenes a comunicarse con empatía y respeto, así como establecer mecanismos de apoyo para aquellos que son víctimas de acoso cibernético.
Las recomendaciones de Carabineros:
- Que colegios pueden incorporar charlas, talleres y materiales didácticos para concientizar a los estudiantes sobre los riesgos del bullying y la importancia del respeto entre estudiantes.
- Explorar herramientas que ayuden a monitorear y controlar el comportamiento de los estudiantes, sin comprometer su privacidad.
- Promover la colaboración con expertos para desarrollar estrategias de prevención. Destacando la importancia de contar con profesionales que guíen la implementación de políticas escolares y programas de prevención.
- Proporcionar recursos a los padres, como guías prácticas, seminarios web y materiales educativos que los ayuden a entender y abordar el bullying así como fomentar la comunicación abierta con los hijos.
- Si él o los atacantes han provocado lesiones, amenazado o insultado el llamado es a denunciar el hecho ante las policías, con el objetivo de sancionar que atenten contra la integridad física y psíquicas de niños, niñas y adolescentes.
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