"Aquí hay muy pocos lugares donde esconderse en caso de una emergencia mayor", advirtió Teresa Uribe.

La mujer, que tiene 13 hijos y 15 nietos, es uno de los cientos de vecinos de sectores cercanos al volcán Llaima y al río Calbuco, como Bella Vista y Bajo Yeque, que ayer fueron empadronados por efectivos del Ejército.

La idea es conocer qué tan bien preparados están en caso de que el macizo se ponga más chúcaro.

Los lugareños aún recuerdan la crecida que en 1994 se pegó el río y que dejó a varios pequeños agricultores aislados.

"En todo caso tenemos todo listo por si la cosa se pone complicada. Aunque yo con el río no tengo problemas, porque mi predio está más arriba", añadió.

EVACUACIÓN

Camiones del Ejército llevan y traen a las 49 personas que fueron evacuadas de la zona roja en torno al volcán para que puedan alimentar a sus animales y ver sus palacetes.

Andrés Jouannet, gobernador de Cautín, junto a una patrulla de alta montaña, subió ayer hasta los sectores más cercanos al escurrimiento de lava.

"Nos interesa -dijo- ver la posibilidad de instalar tres estaciones de monitoreo para el caudal del río Calbuco, considerando que en la semana se registraron dos lahares, aumentando en algunas horas el nivel de sus aguas", precisó la autoridad.

El sismólogo Jorge Muñoz expresó que la situación de sismicidad en las últimas 24 horas indica calma.

"Esto se debe a que de 250 sam (unidad de medición de la actividad volcánica), bajamos a 200 sam. Esto no quiere decir que la erupción está declinando. Este es sólo un elemento para estudiar la actividad de este macizo andino", sotuvo.

La Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) entregó baterías y generadores de luz, entre otras cosiacas, a todos los habitantes.

Miguel Ángel Carrillo