Un grupo de cabros de Quillón tuvo una idea que les permitiría salir de la rutina durante el verano y se la fueron a plantear al alcalde Jaime Catalán Saldías.
La autoridad de la ciudad, ubicada a 43 kilómetros de Chillán, analizó la propuesta y dio el visto bueno para que el 12 de febrero se realice la primera Guerra del Tomate en Chile.
La movida se inspira en la Tomatina española, que se celebra desde 1944 en la muni valenciana de Buñol, donde miles de jugosos se agarran a tomatazos con antiparras y terminan nadando medio piluchos sobre una salsa roja, espesa, nutritiva y refrescante.
Samuel Lastra es el director de turismo de la muni y ya se matriculó en la guerra. Contó que gracias a los auspiciadores han recolectado más de quince toneladas de tomates que quedarán a disposición de las más de dos mil personas que hasta ahora se han inscrito gratuitamente en la cuestión.
El pícaro dijo que la idea es que la gente vaya a la fiesta con poleras blancas, y si las mujeres no llevan sostén, "mucho mejor", acotó.
Ante las posibles críticas de quienes consideren mal botar tomates, que hasta hace poco costaban 2 lucas el kilo en las ferias, el funcionario se apuró en explicar que usarán tomates juleros, de "tercera calidad", que no salen a la venta porque están rotos o pasados.
El epicentro del web será Las Parragueras, un lugar ubicado a 8 cuadras de la plaza de armas, que es "un sector abierto como una parcela donde se realizan ferias costumbristas".
Labra agregó que el alcalde también participaría de la fiesta, "y más de alguno tiene ganas de mandarle un tomatazo", bromeó.
El jefe de gabinete de la muni también está ejercitando su brazo para mejorar la puntería. Camilo Benavente explicó que han tomado todas las medidas de seguridad para que nadie reciba un tomatazo asesino que lo deje a medio morir saltando.
Cuando Sebastián Eyzaguirre trabajaba en CQC participó de la Tomatina. La iniciativa de Quillón la encontró "buenísima", dijo que "es choro importar ideas buenas, es entretenido, la raja".
Sobre su participación en España, el "Cuchillo" contó que "es la fiesta más entretenida que he ido en mi vida. Hay gente en la calle desde las cinco de la mañana y todo el mundo se queda hasta el otro día, cuelgan un jamón gigante y después que alguien lo baja por un palo encebado se da el vamos a la fiesta que es espectacular. Todo el mundo se agarra y el espíritu es pasarlo bien".