"Quiero que pida perdón". Esas fueron las contundentes palabras de Óscar Karadima en una reveladora entrevista que dio a La Tercera. El hombre de 77 años se refiere a su propio hermano: Fernando Karadima.
El ex párroco, ahora recluido en el Hogar de Ancianos San José por abusar sexualmente de menores, fue el primer pez gordo de la iglesia católica chilena en caer públicamente.
Ahora hay más de 50 casos siendo investigados. Y la iglesia empieza a caerse a pedazos. La gente ya no puede voltear la mirada, ni siquiera la propia familia de los involucrados.
"Antes de que ocurriera toda esta tragedia yo pasaba mi carné de identidad tranquilo. Toda la familia Karadima ha sido víctima de abuso de poder y de conciencia. Fernando era un hombre soberbio, un hombre autoritario, un hombre a quien le teníamos temor", confesó Óscar.
Amargo relato
El retrato que hace sobre su hermano es duro. Un relato que exhibe la verdadera personalidad de Karadima y que da luces sobre el tipo de persona que era mucho antes de ser denunciado.
"Nos despreciaba, no nos quería. Él tenía una actitud altanera. Él se creía superior a todos. No nos respetaba, no nos tomaba en cuenta, afirmó Óscar, señalando que para poder contactar con él debían llamar a la parroquia y pedirle audiencia.
"Fernando solo se quiere a sí mismo. Un sacerdote tiene que ser humano con su familia. Tiene que regalar su tiempo, no regalar su dinero. Él regalaba dinero, que no sé de dónde lo sacaba (...) La honra de mi familia está en el suelo. Yo he leído en redes sociales "familia Karadima, familia de degenerados, familia encubridora, pedófila, porque encubren a un pedófilo".
Y admite que muchos de estos apelativos le han sacado lágrimas más de una vez:
"Mató el apellido, mató nuestra sangre. Fernando nos mató como familia con esto", sentenció, y agrega: "Fernando fue siempre el gran culpable de la desunión de todos los hermanos Karadima. Nosotros, los Karadima Fariña, no somos unidos porque Fernando siempre se encargaba de hablar con unos mal de los otros".
"Debe pedir perdón"
Aunque admite que nunca se atrevió a enfrentar a Fernando porque "le tenía miedo", Óscar está completamente seguro de que su hermano es culpable de los crímenes por los que fue denunciado.
"Sí, es culpable. Ahora creo. Me costó muchísimo creer, siempre tuve lo que se llama la duda razonable. En el fondo, no quería creer. Era mi hermano, es mi hermano. Creer una cosa así de tu propio hermano es terrible", confesó.
Sin embargo, admite que lo sigue queriendo:
"Sí, lo quiero. Es mi hermano. Pero sobre todo quiero que salve su alma y que pida perdón".
Denuncia a Barros
En su reunión con el Papa, Oscar también habló de los párrocos cercanos a su hermano, a quienes denunció:
"Le dije (al Papa Francisco) que quería denunciar a Barros, a Koljatic, Arteaga y Valenzuela, a quienes conozco desde muy jóvenes, y que fueron testigos y encubrieron los abusos. El Papa me detuvo y me dijo: 'Hábleme de Barros'. Y yo le dije: 'Su Santidad, el obispo Barros ha mentido. Él era amigo de mi hermano y, en cierto modo, podría decir que pertenecía a su círculo de hierro", aseguró.