Historia del megaedificio que tenía forma de celular (pero ya no)

Torre Telefónica

A 25 años de su inauguración, la Torre Telefónica ha sido testigo y protagonista de hechos históricos que involucran a personajes tan disímiles como Nicanor Parra, Chuck Norris o un osado filósofo francés.

Buenas, malas e insólitas noticias se habrían comunicado al instante a través del “teléfono móvil más grande de Chile”. Claro, si este no fuera un edificio con forma de celular emplazado en el corazón de la capital.

Desde su inauguración en 1996, la Torre Telefónica ha sido testigo de masivos festejos e históricas manifestaciones en Plaza Italia, pasando por ataques contra las propias dependencias del denominado “Distrito Movistar”, hasta situaciones que rayan en lo extraño.

Tal fue el caso protagonizado por Jacques Bolzoni, un francés de 39 años que, en abril de 2010, escaló a pulso los 32 pisos del inmueble y que fue detenido en la cima por “alterar el orden público”.

Jacques Bolzoni

Con sus 143 metros de altura, la torre fue la más alta de Santiago hasta 1999. Y si bien se le llegó a considerar un hito arquitectónico de la ciudad, con el paso de los años -y la veloz evolución de los móviles- el ícono se vino a menos.

Una de las críticas más duras contra la obra del arquitecto Mario Paredes se publicó en 2016. “En los años 90, los ‘box phones’ eran considerados uno de los teléfonos más innovadores. Pero en el siglo XXI, ese rascacielos es ahora una monstruosidad vergonzosa”, señaló el medio digital estadounidense Tech Insider.

Obra posmoderna

Consultado sobre esta obra, el arquitecto y académico del Departamento de Arquitectura FAU de la Universidad de Chile, Mario Marchant, explica a La Cuarta que “presenta características de la arquitectura posmoderna que retoma ciertas condiciones de tipo simbólicas”.

“De ahí viene esa famosa analogía a esta idea del celular, que tiene elementos de un movimiento arquitectónico de los años 70 llamado high-tech. Lo que quiere es incorporar ciertos elementos tecnológicos e industriales que van marcando una estética y mostrar un cierto rasgo de tecnología avanzada”, señala.

Asimismo, sostiene que el rascacielos “materializa el poder económico del capital, que desde la altura que tiene, desde su diseño, intentó competir u opacar el valor simbólico que también tenía la Torre Entel como un referente urbano de Santiago”.

Edificio Telefónica

Eso sí, aclara que “uno puede discutir esta imagen pretenciosa de querer emular una tecnología que finalmente quedó obsoleta, pero una persona de 20 o 15 años no tiene idea y lo va a mirar como un edificio atractivo, bonito, feo; va a tener su propia definición”.

“Al estar asociada (la obra) a la tecnología, podríamos decir que ahí está el ‘error’ de diseño, porque la tecnología cambia a pasos aceleradísimos. Ser vanguardia con tecnología es asumir el cambio constante. La arquitectura en ese sentido no cambia, permanece. Por eso la imagen es de un edificio que está como un poco fuera de tiempo”, concluye.

De Nicanor Parra a Chuck Norris

Además de albergar modernas oficinas, el rascacielos destacó por dar cabida a la cultura.

Apenas iniciado el siglo, Roberto Matta exhibió allí su muestra El año de los tres 000 (2000); en 2001, Nicanor Parra hizo lo propio con Artefactos Visuales; y en 2006, Alfredo Jaar expuso JAAR SCL 2006.

En tanto, distintos escritores han elegido este lugar para lanzar sus libros. Entre otros, destacan Isabel Allende, Jorge Edwards y Anthony Browne.

Los músicos también hallaron en este punto de la capital un espacio idóneo para grabar. Fue en esta locación donde se filmaron algunas escenas de I Wanna Give My Heart de Denise Rosenthal (2011) y Bolsa de mareo de Los Tres (1997).

“El espacio con sus recovecos y amplias vistas interiores y de la ciudad, la azotea del edificio, la altura, todo era perfecto”, contó en 2019 su director, Germán Bobe, a Culto.

El domingo 17 de marzo de 2019, cerca de tres mil personas se agolparon en torno al edificio Telefónica. ¿El motivo? La llegada de Chuck Norris.

A sus 79 años, el reconocido actor arribó al país para protagonizar un spot publicitario de Movistar en el que enfrenta a un montón de villanos y los derrota sin despeinarse. Y claro, con el emblemático inmueble como gran escenario.

Ya en mayo de 2020, en plena pandemia, la Torre Telefónica volvió a hacer noticia tras la “guerra lumínica” que se suscitó en una de sus caras. “Hambre” y “Humanidad”, fueron algunas de las palabras que se proyectaron en el edificio y que generaron debate.

Presente de la Torre Telefónica

En agosto del mismo año, Telefónica decidió realizar una operación de venta con arriendo del complejo de casi 35 mil metros cuadrados.

“Mientras que en los años 90 los grandes edificios corporativos tenían un importante valor simbólico, hoy los clientes demandan inmediatez. A su vez, las compañías despliegan más tecnologías y espacios colaborativos para innovar (...) destaca también la fuerte implementación del teletrabajo que, en el caso de Movistar Chile, ya es utilizado por el 50% de sus colaboradores y seguirá extendiéndose”, explicaron, en aquel entonces, desde la compañía.

En la actualidad, varios pisos del denominado “Distrito Movistar” ya se encuentran en arriendo.

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