La Segunda Guerra Mundial hizo arrancar del viejo continente a un italiano experto en fuegos de artificio y lo trajo a estas tierras del fin del mundo.
Con los años el tano decidió enseñarle el oficio al chileno Héctor Acuña, quien con el tiempo puso una empresa familiar en Santiago y luego la trasladó a Rengo.
"Mi abuelo partió con esto, murió joven y le heredó el negocio a mi padre. Él empezó a hacer los clásicos universitarios, y empezaron a realizar eventos junto a mi madre", señaló Héctor Acuña III, el hombre encargado de los fuegos artificiales de la Torre Entel y que mañana cumplirá 26 años detrás del show pirotécnico más importante de la capital.
"Mi padre y mi madre siguieron con la tradición de mi abuelo, trabajaron palmo a palmo y se trasladaron a Rengo", contó Héctor Acuña, quien lleva medio siglo poniendo fuegos artificiales.
Actualmente, su empresa Hong Kong, en la que también trabaja su esposa y sus dos hijas, más un grupo de personas que ya son como parte de la familia, tienen la responsabilidad de 70 eventos de Año Nuevo desde Arica a Punta Arenas.
Susto
Desde el 2006 que legalmente se hizo cargo de la empresa, luego de un traspaso de su padre, y fue el 2010, para la celebración del Bicentenario, que Acuña viajó por primera vez a China para importar los fuegos artificiales. Y no para.
Desde entonces cada año sube a lo alto de la torre junto a su equipo integrado por 4 técnicos, con quienes recuerda como un hito en el lanzamiento de los fuegos ese 2010: "Ese año la normativa no tenía restricciones en el calibre que se ocupaba, así que era todo mucho más potente. Esa vez se prendió una chispa, paramos los fuegos y siguieron sin control. Fueron los 4 minutos más eternos que hemos vivido".
Agregó que "desde el 91 que se lanza los fuegos desde la torre, pero hoy es todo manejado electrónicamente, lo que es mucho más seguro".
"En el mundo hay solo 10 espectáculos en altura. Es complicado acá, porque los espacios son mínimos para instalar los fuegos por el diámetro que hay arriba y además hay que pensar que estamos al lado del barrio cívico y La Moneda por lo que hay que tener muchísimo cuidado", sostiene.
Novedades
Para esta noche, "El Señor de los Fuegos" cuenta que se verán varias novedades. "Esta vez tendremos efectos desde abajo de la torre. Desde el piso hacia arriba. Encenderemos también en los anillos de la torre", lanza.
- ¿Hace cuánto que no da el abrazo de Año Nuevo a las 12 en punto?
- Hace 25 años. Después del lanzamiento, chequeamos que no quede nada sin encender y luego ingresa la brigada de bomberos contra incendio. En ese momento nos damos los abrazos y a las dos de la mañana bajamos.
- ¿Y a qué hora puede tomarse una copa de champagne?
- Mira, nos juntamos con otros equipos. Hay uno en el Sheraton así que ahí nos tomamos un champagne como a las tres, porque a esa hora cenamos. Antes viajaba a Rengo después de las dos, a mi casa, pero era muy riesgoso.
- ¿Y al equipo lo rige alguna ley seca?
- Tenemos una tradición que la comenzó mi padre. Nadie puede tomar ni siquiera una cerveza un día antes, menos el mismo día del evento. Mi papá decía si alguien te ve tomando una gota de trago y pasa algo, va a decir que los fuegos los prendían puros curados.
- ¿Es difícil dormir luego de hacer su pega?
- Uno queda prendido, es súper difícil conciliar el sueño, no me duermo antes de la 5, es por la adrenalina.
- ¿De chico prendía fuegos artificiales?
- Cuando niño prendía petardos, pero escondido, porque mi padre ni me dejaba. Siempre hubo conciencia de lo riesgoso que es manejar los fuegos.
- ¿Tiene amigos del extranjero que hagan lo mismo?
- Nos juntamos con gente de Buenos Aires, de China y Canadá.
- ¿Se siente orgulloso de orquestar esta fiesta capitalina?
- Esta vez estarán mi mujer y mis dos hijas abajo de la torre por primera vez. Será especial. Esto es una tradición de Santiago y cada año miro hacia abajo y cada vez veo más gente por la Alameda. Todo lleno. Es una sensación extraña de emoción y de preocupación por la responsabilidad también. Me alegra que lo hagan chilenos.