Se trata de una presencia que vestida de traje, se aparece durante las noches, antes de que las personas concilien el sueño. Algunos piensan que es un demonio en busca de un cuerpo para poseer.
En el lugar siempre se sentía una presencia extraña. Aunque los ruidos sin explicación eran algo de cada día en la vieja casona de calle Portugal, no era este fenómeno lo que más atemorizaba a sus moradores. Muchos de ellos habían presenciado en el lugar una manifestación corpórea, al parecer de fuera de este mundo.
Lo definían como un hombre alto, vestido con un traje negro. Pero nadie había vivido un encuentro realmente cercano con él. No hasta esa noche de lluvia.
La menor del hogar se fue a su habitación cuando se escondió el sol. Mirando a través de la ventana, notaba como las gotas golpeaban en el vidrio. Pero en medio de un escalofrío, su atención cambió rápidamente de foco. Desde fuera de la casa, le pareció ver a un sujeto, parado bajo la lluvia, mirando fijamente hacia su cuarto.
Decidió no prestarle mayor importancia, pero aún así cerró la cortina, para poder conciliar el sueño. Se arropó e intentó dormir, pero de repente comenzó a sentirse mal. Decaída, sin aire y con una gran presión en el pecho. Sin lograr abrir sus ojos, intentó gritar, pero fue en vano.
Su mente estaba funcionando en alerta, pero el cuerpo no respondía. Después de una larga batalla, minutos que para ella fue una eternidad, logró abrir los ojos. Apenas sus pupilas pudieron enfocar, vio al mismo hombre que hace un rato estaba fuera de la casa. Pero esta vez, dentro de su habitación.
Se refugió entre las almohadas, mientras la silueta seguía mirándola fijamente al borde de la cama. Alto, delgado, vestido completamente de negro, zapatos relucientes y un sombrero de copa eran parte su tétrico atuendo.
Sin lograr comprender lo que pasaba, ni quien era el extraño visitante, comenzó a gritar para alertar a su familia. En eso, el espectro intentó tocarla, pero ella saltó de la cama para esconderse en el closet.
El rostro del hombre era pálido, demacrado, con la mirada perdida. Intentando ver entre las puertas del armario, la joven observó como el hombre del sombrero se acercaba a su escondite. Presa del pánico, cerró los ojos, pero justo en ese momento se abrió la puerta de su habitación.
La niña salió corriendo del mueble, se abrazó con su madre y comenzó a llorar de forma desesperada. Ahí le describió todo lo que vivió con el hombre del sombrero, pero en la habitación no había rastro de otra persona.
Juntas revisaron con miedo cada rincón del lugar. Como no era primera vez que sentían esta presencia, pensaron que podía ser un fantasma o un espíritu que buscaba encontrar refugio en la casa.
Esa noche, la niña se alejó de la pieza y se mantuvo así durante varios días. Hasta que el hecho se repitió. Fue ahí que comenzó a orar y a gritar en contra del demonio. "Aquí no pasarás, vete, este no es tu lugar". Sus gritos alertaron a los demás moradores. Cuando llegaron a la habitación, todos vieron la negra sombra.
Intentando cubrirse con sus manos, el hombre del sombrero negro gritó: "esta es la última oportunidad", para luego desvanecerse en el piso, ante la pavorosa mirada de quienes presenciaron el suceso paranormal. Fue ahí que decidieron llamar a un cura para que santiguara el hogar.
La presencia desapareció por un tiempo, pero esporádicamente regresa por la casona. Este tipo de fenómenos se ha replicado en varios países, donde aseguran que el hombre del sombrero negro se aparece con frecuencia, siempre cuando alguien se va a dormir.
Científicos lo asocian con un trastorno del sueño, mientras seguidores paranormales aseguran que es un demonio atraído por almas débiles que busca un cuerpo para hacer el mal. Pero eso es algo que ni siquiera pueden descifrar quienes han tenido la desdicha de toparse con él.