Don Celino Villanueva Jaramillo ya había botado todos los dientes de leche cuando, el 27 de abril de 1927, el coronel de Ejército y vicepresidente de la República, Carlos Ibáñez del Campo, fusionó las policías existentes en la época y fundó Carabineros de Chile.
De hecho, tenía 31 años en la histórica fecha y, a pesar de que ya practicaba religiosamente la benéfica dieta de la hormiga, nunca se le pasó por su cabecita que viviría en ¡tres siglos distintos!
Pero así fue. Y ayer Celino apagó, despacio para no ahogarse, 118 velitas, ratificó que es el ser humano más longevo del nuestro flacuchento terruño y, de pasada, se convirtió en carabinero honorario de la institución de la zona de Los Ríos, cerquita de Valdivia, donde nació, según su cédula de identidad, el 25 de julio de 1986. Lolito.
Aún soltero
Como jamás pisó el palito, pero sí otras maravillas, y menos tuvo hijos, Celino celebró junto a los polis de la localidad, quienes le regalaron uniforme a su medida, y un pistolón que tira puro aire. También le pasaron así una luma, que utilizará de bastón y para corretear a las libidinosas que se le acercarán sólo para cumplir el clásico sueño erótico con un fornido policía que las espose al catre.
La ceremonia de condecoración se realizó en dependencias del retén Mehuin, localidad donde vive hace 17 cortos años junto a la generosa familia de Marta Ramírez, quien lo acogió en su casa y se hizo cargo de sus cuidados.
Tras ser nombrado como viejito verde, Carabineros lo invitó a tomar un desayuno cargado a la malta con yeso. Luego Celino salió, más quebrado que un barquillo, a lucir su traje frente a la población y los pescadores de la caleta donde, según los clásicos peladores, llega a pedir piures, erizos y picorocos antes de irse de incursión con unas octogenarias de la zona. "Él les dice 'mis niñas'. Y nosotros le gritamos ¡profanador!", contó un bisagra.
"No habla mucho por su edad, pero estaba consciente de lo que estaba viviendo. De hecho, cuando se le entregó la gorra y el uniforme, saludó con la mano en la visera", contó el teniente de Carabineros Luis Marchant Bravo, jefe de tenencia de San José de la Mariquina.
Mañoso
Marta Ramírez, quien acogió al veterano desde que un incendio consumió su vivienda, contó el año pasado que Celino se mantiene como lechuga hidropónica gracias a las largas caminatas que aún se pega y a una dieta balanceada, pero ni tanto...
"Lo bueno es que le gustan las empanadas, porque igual es mañoso. Por ejemplo, no le gustan los porotos, y a pesar de no tener dientes, es como tonto para la carne", confideció la mujer.