Los celulares que no usa ni aunque se venga un tsunami y el Shoa le esté mandando mensajes de texto. La Virgencita, que una vez al año visita en Francia. Y, por supuesto, la familia.
Esos son los tres grandes pilares que sostienen la fe de Ángel Guillermo Hoyos, que anoche llegó a Santiago junto a sus colaboradores, pero pronto espera tener en Santiago a su prole.
Es que si hay algo que distingue al nuevo profe del Bulla, aparte de que saldrá la mitad más barato que Beccacece, es que donde sea que el fútbol lo lleve, allá también va su clan.
Su esposa, Patricia González; sus hijos, Carolina y Ángel Guillermo Junior; y su nieta, Mía, lo acompañaron en su última aventura en Bolivia y también es un hecho que lo harán en Chile, ahora que por primera vez agarrará un equipo grande en su carrera.
Ángel Guillemo junior, que también jugó a la pelota y fue dirigido por su taita, contó que "ya conocemos más de seis países" gitaneando por la pega del rubio natural, por lo mismo "alguna vez le planteamos a mi papá que deje el fútbol para no estar separados". Pero la idea no sirvió.
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