Entre fantasmas y humo... mucho humo: Mea Culpa y los secretos del nuevo opening

La Cuarta tuvo acceso a la grabación de la remozada presentación del programa dirigido por Carlos Pinto y que se estrenó anoche en TVN. "Aparece lo nuevo... porque todos los casos van a ser nuevos", revela su creador.

El termómetro ya se eleva hacia los 20 grados poco antes del mediodía. Los superará con creces, de acuerdo con el pronóstico, y bien lo saben los vecinos de Buin. Mientras decenas capean el calor bajo los árboles de la Plaza de Armas, a pocos metros se trabaja en la fría, eterna y temida sombra de la cárcel.

Para nadie es un secreto: en el ex Centro de Cumplimiento Penitenciario de la comuna pasan cosas raras. Si bien el recinto dejó de funcionar en 2010 debido a los daños producidos por el terremoto, hasta la fecha es resguardado por personal de Gendarmería y -según dicen- más de un fantasma.

"Aquí se ve y se escucha de todo", aclara uno de los gendarmes ante la consulta de La Cuarta. "Adelante y con cuidado", añade -¿en tono de broma?- tras autorizar el ingreso.

Ya en el interior, el silencio se apodera del ambiente y el calor queda en el recuerdo. Se escuchan voces a lo lejos, se advierte una tenue niebla y una silueta misteriosa. ¿Es una persona? ¿Nos mira? ¿Será mejor arrancar? Para nuestra tranquilidad, todas las dudas se disipan cuando la figura de Carlos Pinto surge a la distancia.

"Aquí está el maestro"

Viste elegante; terno azul, camisa blanca, zapatos negros y bien langüeteado para la ocasión. "Aquí está el maestro", nos señalan desde la producción de TVN. En el centro mismo de la cárcel, rodeado de cámaras, focos y el equipo de grabación, el experimentado periodista nos recibe sonriente. Parece concentrado en su trabajo, pero se detiene un momento para conversar con el diario pop.

"Grabaremos el nuevo opening de Mea Culpa", confirma, mientras se acerca sigilosamente al micrófono. Antes de responder cualquier pregunta, el realizador pone pausa para contextualizar. Tal como si se tratara de sus celebradas irrupciones en pleno programa.

En un breve viaje al pasado, el también escritor explica que el opening original fue grabado en 1993, de noche, en la Cárcel Pública de Santiago (demolida en 1994).

El regreso

En aquella ocasión, debido a un desperfecto (o inoperancia), la grabación se debió repetir en una veintena de ocasiones. "La máquina de humo falló. O el que la manejaba no sabía utilizarla. El humo se iba a cualquier lado, no había control. Entonces el objetivo de mostrar una cosa fría, como la imagen que tengo de Londres, por ahí nos falló. Al final, después de horas, decidimos que tirara humo nomás y yo ingresaría cuando bajara. El resultado fue que parecía un santo cuando yo aparecía", rememora.

Sin embargo -reconoce el guionista- "el humo quedó y la gente dice 'tiene que ser con humo'. Nadie compró la niebla, todos compraron el humo, el defecto".

De igual manera, destaca que resultó ser "algo icónico. Y me ha dado réditos porque he hecho varios comerciales con humo, he dado charlas donde comienzo con el humo".

Sobre la nueva apertura del programa de casos policiales y crímenes más impactante de la televisión chilena, Pinto agrega que "nosotros consideramos que teníamos varias posibilidades y optamos por la más sencilla, que habla del regreso. Y para eso tenemos que ir al pasado. Vamos a iniciar con la presentación del pasado, y en el pasado, a través del humo, van a fundir el Carlos antiguo con el Carlos nuevo. Que es un contrasentido, porque el antiguo era más joven y el nuevo es más viejo".

Luz, cámara y extras

"¡Ya, don Carlos!". El llamado del equipo de grabación pone fin a la primera parte de esta conversación. En el módulo 9, uno de los espacios más oscuros de la prisión, un grupo de jóvenes espera las órdenes de Carlos Pinto.

Se trata de seis extras, en su mayoría sin experiencia en la actuación y que respondieron al llamado para participar en esta grabación histórica. Por su edad y características físicas, cumplen con el perfil para personificar a prisioneros; delgados, rostros serios y con tenidas precarias. Nada es al azar. La maquilladora observa atenta ante cualquier instrucción del director.

La elección del módulo 9 no es casualidad. El tétrico espacio de 15 metros de profundidad cuenta con 14 celdas. Siete a cada lado de un estrecho pasillo divisorio. El sol apenas se filtra por las rendijas de cada puerta, aunque en su mayoría permanecen cerradas -probablemente- desde hace un largo tiempo.

"Cambiemos: el de polera amarilla va atrás", "Iluminación", "Un poco de humo", "Cámaras", "¿Está bien la luz?". Carlos Pinto dirige y actúa.

Algunas de las tomas solo requieren un par de intentos. En otras, principalmente protagonizadas por los primerizos, se invierte un poco más de trabajo. El realizador les corrige con tono pedagógico. Les pide que imaginen una emoción o una circunstancia determinada antes de mirar o moverse frente la cámara.

Finalmente, con aplauso incluido, demuestra su conformidad.

"Tenemos que ir matando los piojitos de a uno para ir avanzando", advierte el comunicador, aludiendo a las escenas que restan por filmar.

"Veo siempre Mea Culpa"

El siguiente escenario será uno de los pasillos que conecta el acceso principal de la cárcel, donde transitan los funcionarios de Gendarmería, con la zona que alguna vez albergó a cientos de prisioneros. Una reja separa ambos ambientes.

El encargado de abrir la puerta es el Sargento Primero Julián Ahumada, quien trabaja en el recinto desde hace cuatro años y que -encantando- accedió a participar en el opening de Mea Culpa. "Lo veo siempre, pero ahora lo tendré que grabar", cuenta el gendarme a La Cuarta.

Llegó el turno de las mujeres. En cuestión de minutos, el equipo encargado de la escenografía montó una habitación -con cama incluida- en el mismo pasillo. Carlos Pinto llama a las noveles actrices que esperan su momento para brillar. En total -explica el periodista- son cerca de 30 extras los que participan en esta grabación.

Una vez lanzado el humo, la cámara realiza un paneo mientras las "prisioneras" miran fijamente el lente. El talento de las chicas sorprende al realizador, quien no tarda en catalogar su participación como algo "perfecto".

"Volver al futuro"

Al fin, luego de varias horas de trabajo, el rostro principal del programa se detiene para beber una botella de agua mineral. Mientras se alistan los detalles para las últimas escenas que corresponden, a su vez, al cierre de la presentación, Pinto dedica unos minutos para responder nuevas preguntas.

¿Por qué filmar de día y no de noche como en 1993? Responde como algo ya analizado: "Porque vamos a pasar de la noche al día. Porque es una copia de sí mismo. Nos estamos copiando, pero además diciendo 'estamos en el hoy'. Así como en 'Volver al futuro', vamos a pasar del pasado al presente con las mismas armas".

"El nuevo opening es un homenaje al recuerdo, entender que hemos dicho 'Mea Culpa, el regreso'. Cuando uno viene de regreso, viene del pasado, y aparece lo nuevo también... porque todos los casos van a ser nuevos", complementa.

De paso, devela que "yo quería cambiar la música, no la melodía; ponerle coros gregorianos, hacer cosas interesantes, pero después de leer las opiniones creo hay que tener cuidado con eso. De alguna manera es un mandato, nos decretan que 'cuidado con eso'. Cuando uno limpia la mesa y quiere hacer todo de nuevo, lo más probable es que se vaya con algo interesante".

"En el opening partimos con las imágenes antiguas para aflorar en estas nuevas, pero con el mismo tenor. Esta vez sin corbata para demostrar que soy el nuevo. Somos los mismos, estamos y estamos más viejos", sentencia.

Experiencia y juventud

Entre las decenas de profesionales que trabajan tras las cámaras de Mea Culpa, destaca el periodista Antonio Riquelme. Desde el inicio del programa, hace más de 28 años, el profesional se encarga de buscar las historias que serán abordadas al estilo de Carlos Pinto.

"Nosotros trabajamos de esa forma; encontramos una historia, una persona, y después nos adentramos en la investigación policial-judicial. Una historia de vida que puede ser como la tuya o la mía. Yo creo que esa es la percepción que tenemos de los presos o de los internos", explica.

En la misma línea, Riquelme afirma "que siempre hay buenas historias. Cosas que pasan y que uno nunca se imaginó que pasaban de esa forma. Yo creo que ese es el encanto de Mea Culpa. El poder aprender algo. Si uno saca conclusiones, a mí me gustaría que el telespectador después del programa aprendiera a valorar más su libertad. Eso para mí es el objetivo más grande".

"Todos los ritos"

Por su parte, Paula Ovalle, productora ejecutiva de TVN, cumple sus primeros meses trabajando en uno de los programas históricos del canal.

Eso sí, la tiene clara: "Lo que buscamos es cumplir con todos los ritos clásicos del programa. Eso no se va a cambiar por un respeto a un programa de culto, pero sí hay un avance más tecnológico, en la medida que grabamos en 4K".

"Grabar en 4K te da un nivel de definición tal que te permite una fotografía mucho más fina. Son cosas medias técnicas, pero finalmente la calidad audiovisual del programa se va a notar en relación al 2009, cuando fue la última emisión", dice.

Finalmente, adelanta que se "va a utilizar toda la tecnología en términos de audio, en términos de luz y de fotografía. El fotógrafo que tenemos es un fotógrafo de cine, entonces él va a tratar de capturar en la mejor medida los lugares y locaciones, porque si hay algo que caracteriza a este programa es que, a diferencia de otros, nosotros no usamos escenografía. De hecho, usamos las casas reales. Y si no es la casa real, buscamos la casa más parecida".

¿Y el futuro de Mea Culpa? "Nosotros queremos trabajar una primera temporada rápida, ojalá se den más temporadas", aclara.

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