El humor en tiempos del "cólera"

Nos cambia el ánimo. Nos permite ser críticos: opinar, comentar y analizar.

Cuando entramos a la última etapa del año, el estrés acumulado por las implacables circunstancias aumenta; las vacaciones, el relajo y el descanso asoman cercanos en la próxima parada.

Y el humor ocupa un espacio importante. Nos cambia el ánimo. Nos permite ser críticos: opinar, comentar y analizar. De inmediato, surge el cuestionamiento sobre qué nos hace reír. Hoy me referiré al humor en Chile.

El Festival de Viña pasado, ofreció una exposición variada de distintos estilos que provocó carcajadas. Felipe Avello, Dino Gordillo, Jani Dueñas y Jorge Alís, por nombrar algunos, dieron distintas rutinas en el escenario y tras los respectivos análisis de sus triunfos y fracasos, parece fácil deducir que los chilenos nos estamos riendo de otras cosas.

En las presentaciones más exitosas del humor en el Festival de Viña, hay una huella de la transformación cultural de Chile. Año 1984, Hermógenes con Hache. Su rutina de vendedor de sopaipillas homosexual (considerada una de las mejores de toda esa década), hoy sería transversalmente rechazada.

Dino Gordillo, en cambio, aportó con su simpatía, repitiendo sus caballitos de batalla exitosos de finales de los noventa. Quizás este humorista fue la excepción del cambio cultural que se viene dando. Jani Dueñas, por su parte, que parecía encarnar los nuevos sentidos comunes, no logró hacer reír al público. Incluso, rondó como un rumor a viva voz la hipótesis de una estratificación por clases sociales del humor en Chile.

En las fronteras de la discusión se ha abierto una veta sobre cuáles son los territorios aceptados y cuáles no se pueden traspasar. Jorge Alís, con su espectáculo digno de un show de exportación, trascendió a todo lo desmenuzado. Macizo, indiscutido. Notable.

Humor y sociedad

El humor, definitivamente, tanto en su contenido como en su forma, está circunscrito al contexto social. El marco social no sólo da nuevas oportunidades para hacer humor de forma diferente, sino que también fija barreras que no deben traspasarse. La ofensa, por ejemplo, a determinados grupos.

Por mucho tiempo no hubo mucha conciencia acerca de eso, cuando no había comprensión acerca del dolor que podía causarse. Los homosexuales lo sufrieron en silencio; pero en la actualidad hay un mayor control social. Las redes son los mejores guardianes para que este código no se violente.

Tal vez, por eso, ahora existen otros parámetros para hacer humor. Las situaciones del diario vivir que identifican a una parte importante del público. Si a ello suma, la creatividad y el profesionalismo del humorista, unido a un buen criterio y respetando las normales legales vigentes se puede llegar sin un lenguaje soez ni coprolálico a hacer reír.

En Viña los humoristas están ansiosos antes de actuar, conscientes de que están insertos en un show largo y de gran nivel; entonces precisan de algo chispeante, rápido, sencillo, y sin un lenguaje sofisticado que aleje al respetable.

Se viene la última etapa de un año difícil y cansador, previo a ello, las estaciones de Halloween, Navidad y Año Nuevo se avecinan. Y después, si se puede, las vacaciones. Con relajo y mucho humor. Sólo así podremos ovacionar, con aplausos y vítores, el verano 2020.

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