"No sería completa la 'mesa para todos' si no considerásemos en esta petición a quienes cumplen penas por delitos contra los derechos humanos cometidos durante el Régimen Militar".
Esta es una de las conclusiones a la que llegó la Conferencia Episcopal en su documento "Chile, una mesa para todos en el Bicentenario", y en donde expone sus argumentos para otorgar un indulto con motivo de los 200 años de esta larga faja de tierra.
Fue su presidente, monseñor Alejandro Goic, quien junto al cardenal Francisco Javier Errázuriz, entregaron el documento al Presidente Piñera, en medio del rechazo en la Plaza de la Constitución por parte de agrupaciones de familiares de víctimas de violaciones a los derechos humanos.
La propuesta, además de pedir "clemencia" para estudiar caso a caso la situación de los militares presos por la violencia durante la dictadura, solicita al Ejecutivo y al Parlamento analizar beneficios para quienes estén privados de libertad para causas que no involucren hechos de sangre y presenten buena conducta.
Los religiosos proponen reducciones de penas, en especial para mayores de 70 años y madres con hijos menores de 18 años, y que los enfermos terminales o con daño invalidante puedan conmutar su pena o cumplan el resto de la sentencia en familia.
Se solicita también mejorar las condiciones de vida en los recintos penales y el trabajo remunerado como vehículo de reinserción social.
Para el diputado (PS), Fidel Espinoza, la "propuesta de la iglesia es una bofetada brutal", mientras que para el senador (UDI) Hernán Larraín "el perdón es algo que siempre dignifica a las personas".
El presidente de la Corte Suprema, Milton Juica, sostuvo que "los indultos y la amnistía no debieran coexistir" en democracia.