No es raro ver que al archivo de la Iglesia de Santiago llegue gente a cachar su árbol genealógico, saber si tiene familiares perdidos, rectificar los apellidos que alguna vez fueron mal escritos o conocer el origen de éstos, ya que el Archivo Histórico de la Iglesia Católica cuenta con estos documentos. Las averiguaciones suelen no quedarse ahí y transformarse en posesiones efectivas, trámites de herencia y hasta peticiones de doble nacionalidad.
Los que llegan a Walker Martínez 2020, en La Florida, son estudiantes, investigadores, arquitectos, historiadores, diseñadores y psicólogos, entre otros profesionales, quienes recurren al recinto en búsqueda de información poco conocida.
Para que se hagan una idea, el documento más antiguo del que se tiene registro, es un certificado de matrimonio en la parroquia del sagrario de 1578.
En total el archivo tiene tres depósitos de más de 600 mil documentos con cosas tan cuáticas como comunicaciones entre los obispos y el rey, con Roma, entre obispos, cabildos, información sobre parroquias, entre otros.
No sólo temas religiosos
Ojo, que la cuestión no es na' pura iglesia, ya que ahí también está el certificado de defunción de Camilo Henríquez (sacerdote promotor de la independencia de Chile), la creación del cementerio general con la firma de Bernardo O'Higgins (Director Supremo de Chile), cartas de Marchant Pereira, Capellán del ejército chileno, en medio de la guerra del Pacífico, la construcción de la división del canal san Carlos, que separa las aguas del Maipo y el Mapocho en 1801 y los documentos de cobros de pesos (proceso previo a los créditos hipotecarios).
Cuentan desde ahí mismito que el Archivo Diocesano, comenzó en 1880 con el segundo Arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso. La idea era realizar las tareas del Registro Civil, previo a la separación del clero con el Estado. Hoy, funciona bajo la dependencia de la Cancillería del Arzobispado de Santiago de Chile y funciona con fondos del Gobierno, parroquias, tribunal eclesiástico y el fondo histórico parroquial. Tiene aparte de papel, microfilms y copias digitalizadas.
Para que duren tanto estos documentos hay que realizar una pega llamada conservación preventiva que incluye limpieza, control de temperatura y humedad, control de insectos y hongos, seguridad del patrimonio documental.
A esto se suma el aporte de monógrafos entregados por la Universidad de Harvard, donde se exhibe gran parte del material, para evitar el daño a los documentos originales.
Si te dan ganas de visitar el archivo, anda de lunes a jueves, de 9:00 a 17:30.