No la tuvo fácil el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, a la hora de ir a prestar el hombro a los damnificados del incendio que la madrugada de ayer convirtió en cenizas varios inmuebles ubicados en la esquina de General Mackenna con Riquelme.
"Yo le echo la culpa a él (a Zalaquett), porque nunca hizo nada", piteó Mario Coñuecar (en la foto), quien se terció a versos con el alcalde porque perdió su amasandería, la que era el único sustento familiar.
Ya en el 2009 la estructura había sufrido un siniestro, que la dejó con una orden de reparación dictada por la muni. Pero los arreglos no llegaron a puerto -dicen varios habitantes-, lo que habría dado pie a que la zona se llenara de indigentes que fumaban pasta base y mantenían relaciones sexuales.
"Yo llamé un montón de veces a la municipalidad, pero nunca respondieron y no vinieron nunca. Lo único que quiero es recuperar mi panadería", dice Paola Astudillo, esposa de Mario.
En tanto, Zalaquett ofreció su ayuda a las familias y señaló la imposibilidad de clausurar la propiedad.
"El municipio exigió la reparación, pero no podemos clausurar, porque un vacío legal impide hacerlo", lanzó el edil, quien reiteró que está llano a arribar a soluciones seguras.