Ni chunchos ni indios. El equipo Bullalbo abuenó a todo un sector en que antes abundaban los dramas por defender una camiseta.
El Castillo queda en La Pintana. Tan marcado era el cisma entre azules y albos, que cuando volvían las micros del estadio, hinchas del equipo contrario los esperaban para apedrearlos. “Hubo varias matanzas, varios niños muertos”, recuerda el presi del Club Bullalbo, Teófilo Kramer.
Pero un día de 2004, don Teófilo vio algo que lo inspiró. Por los pasajes del barrio cachó a dos cabros abrazados, felices de la vida. Uno con la camiseta del Eterno y el otro con la del campeón de la Sudamericana. Un acto de amistad que podría haber significado balacera. Y ahí a don Teo se le prendió la ampolleta.
Así nació el club, con el que, con el tiempo, se acabaron las disputas de piños en el barrio.
"Supongamos que tú erís de la 'U', y tu papá es del Colo. ¿Le vas a pegar acaso?". Quien habla es Víctor Orellana, de la ONG Junto Al Barrio. Él, con la organización que representa, ha asesorado al club para recuperar la personalidad jurídica, entre otras cosas.
De a poco, el club creció hasta convertirse en una escuela de fútbol. Actualmente le enseñan a cabros de entre 6 y 20 cómo chutear a lo Rivarola y a atajar a lo Bravo. Lograron recuperar una multicancha, que era un lugar feo y oscuro. “El deporte es un arma tremendamente poderosa para combatir los problemas que se dan acá. Las clases de fútbol partían a las 6 y los cabros hacían las tareas súper rápido para venir a jugar en el taller”, versea Orellana. “Los niños pueden compartir, conocerse, canalizar su energía. Los salvas de situaciones como meterse en la droga o delincuencia. Logras que estén jugando fútbol en vez de tirar piedras a las autopistas”, puntualiza Orellana.
Con el paso del tiempo el club Bullalbo se ha erigido como un referente en El Castillo. Así lo cuenta su presi, don Teo. “Un día estábamos en la cancha, donde había niños de 6 y 11 años, y empezó una balacera de traficantes. Tuve que ir a esconder los niños, y fui a hablar con los traficantes. Vieron la labor de la escuela y pararon la balacera. Se acabaron los traficantes peleadores”, dice.
Marcelo Quezada es presidente de la Comisión de Deportes del Gobierno Regional Metropolitano, que ha dado fondos al club, y valora muchísimo su labor. “Se convirtieron en un ejemplo para la gente de la región, y lo más importante fue el grado de inclusión en una población marginal como El Castillo, que muchos comparan con la Franja de Gaza”.
A don Teo le gustaría ver a dos cracks apoyando al club. “Les quiero pedir a Bam Bam Zamorano y Marcelo Salas que se acerquen a nuestro club para que le den ánimo a los jóvenes”, pide.