Hay partidos que duran 90 minutos. El de Bradley Lowery se extendió por 6 años. Y si bien el chico que emocionó a toda Inglaterra ayer partió al cielo, sin duda su triunfo más grande fue el haber unido al país en un solo gran tablón.
La historia del pitufito se hizo conocida, cuando Jermaine Defoe se convirtió en su gran amigui. El hoy metegoles del Bournemouth, de hecho, lo llamaba todos los días y aparte de llevarlo a los partidos de su equipo, también lo convirtió en la mascota de la selección inglesa.
Por eso, ayer Defoe lloró a moco tendido cuando se confirmó que la luz del pequeño Bradley se apagó for ever, después de una laaarga lucha contra un maldito neuroblastoma, una forma de cáncer infantil, que se le detectó a los dos años.
Pena
Los ingleses ayer gastaron cajas y ca jas de pañuelos desechables, además, porque la pelea por un momento parecía que la ganaba el pequeño gigante. Pero como la mayoría de los cánceres, después volvió con más fuerza.
Lo único que consoló a Dafoe es que este martes que pasó la familia del niño celebró una especie de fiesta de despedida, debido al empeoramiento de la salud de Bradley. Esa fue la ocasión en que los dos amigos, al menos, pudieron despedirse con un gran abrazo.