Ítalo Nolli cremó un perro con palos en el falso funeral de su esposa

Hasta el gato del Cementerio General se fue preso en 1986 por la falsa muerte de su esposa que planeó el empresario Ítalo Nolli para cobrar un millonario seguro de vida.

En su afán por hacerse de dinero fácil, el asesino de los dos funcionarios de la PDI urdió en la década de los '80 un siniestro plan que incluyó la fraudulenta cremación de su señora en los hornos del Cementerio General.

En la gran estafa fraguada por Nolli se vieron envueltos los trabajadores del panteón, los empleados de la funeraria La Pompeya, un médico y hasta un funcionario del Ejército.

El entonces fiscal sumariante de la Tercera Fiscalía Militar, Aldo Duque, contó a La Cuarta que la farsa de Nolli comenzó cuando mandó a su esposa de vacaciones a la ciudad de Villarrica y, sin necesidad de hacerlo, le contrató un jugoso seguro de vida.

Mientras María Gloria Farías se encontraba en el sur, Nolli recurrió a todos sus contactos en la capital para simular el fallecimiento de la mujer, 16 años menor que él, y luego cobrar los $28 millones del seguro.

Tras conseguir que un médico "certificara" la muerte de su esposa, Ítalo Nolli pidió en el Registro Civil el pase de sepultación y luego compró un cajón en el desaparecido local de funeraria La Pompeya, que funcionó en Portugal 472.

Cómplice en la estafa de Nolli fue su amigo Alejandro E., quien por esos años era uno de los mejores armeros del Ejército. El funcionario militar era cuñado del entonces dueño de la funeraria La Pompeya, Manuel Pavez, y por lo mismo le avisó que él se haría cargo personalmente de encajonar a la señora de su amigo Ítalo Nolli.

Para evitar ser descubierto, Nolli le dijo al nochero de la funeraria que su mujer había muerto de sida y no lo dejó entrar a su casa. En 1985, el actor gringo Rock Hudson se había convertido en uno de los primeros casos publicitados de VIH, por lo que el ataúd de la supuesta víctima fue sellado.

El abogado Aldo Duque confirmó a La Cuarta que Nolli puso una placa en el cajón que decía que la víctima había muerto de sida. De esa forma se aseguró de que nadie lo abriera y descubriera que lo había llenado con palos y un perro.

Obviamente no hubo responso, flores ni velorio y al día siguiente Nolli llevó el cajón al crematorio del Cementerio General, donde se concretó la útima parte del plan. En la más absoluta soledad, el féretro fue bajado a los hornos y quemado.

La mujer de Nolli se percató del engaño cuando revisó el obituario en el diario y vio su nombre en la lista de finados. María Gloria Farías de inmediato regresó de sus vacaciones, denunció su propia muerte y la policía allanó la funeraria de Pavez y la casa de Ítalo Nolli.

El hecho desató una investigación que terminó con la detención de Ítalo Nolli, del armero Alejandro E. y del médico que "certificó" la muerte.

Por culpa de Nolli pagaron el pato el ex jefe del crematorio, Rogelio Rodríguez; la secretaria Gloria Marambio, los operarios del horno S.C. y F.P. y el dueño de la funeraria La Pompeya, Manuel Pavez. También se fueron en cana el nochero de la pompa fúnebre y el encargado de trasladar el cajón en un carro al crematorio.

Tras pasar cinco días incomunicados en la ex Penitenciaría, todos los detenidos fueron liberados por falta de méritos, menos Ítalo Nolli, el armero y el médico, que fueron sometidos a proceso por el delito de estafa.

Durante las pesquisas, funcionarios de Carabineros allanaron la casona de Ítalo Nolli y recuperaron armas y municiones. El arsenal era similar al que la policía le encontró el miércoles pasado en su departamento del edificio Parque de los Reyes II.

En los operativos por la estafa, Nolli cayó con un fusil, cuatro granadas de fragmentación, una carabina semiautomática, munición de guerra, una mira para tanques, gas paralizante, 18 cargadores y sables de samurái, por lo que la Tercera Fiscalía Militar lo procesó por almacenamiento ilegal de armas de fuego.

SU PAREJA Y 2 GOMAS QUEDARON PRESOS POR HOMICIDIOS DE LOS PDI

Por homicidio quedaron presos los tres detenidos por los crímenes de la inspector de la PDI Karim Gallardo y del subcomisario Marcelo Morales.

El camionero Raúl Campos y su hijo Ulises fueron formalizados como autores de los asesinatos, ya que, según el fiscal Sergio Soto, también habrían disparado contra los policías.

"En sus manos se encontraron trazas de plomo, bario y antimonio", dijo el fiscal.

Mercedes Vallades, pareja de Ítalo Nolli, también enfrenta cargos por homicidio, pero como encubridora. "Ella no disparó, pero facilitó la fuga de Nolli", señaló el fiscal. Debido a que al ser detenida tenía un revólver, la mujer además fue formalizada por tenencia ilegal de armas de fuego.

Los detenidos también fueron encausados por asociación ilícita para la receptación de cobre robado, y más encima enfrentan querellas del Gobierno y la PDI.

Sólo por cada uno de los crímenes, los imputados arriesgan desde 15 años de cárcel.

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