"Con nada, mi hijo hace todo". Es la frase que repitió a través de los años el padre de Jairo Valdés, un profe de Educación Física que se hizo famoso cuando inició una campaña por Facebook para conseguir zapatillas a uno de sus alumnos y que ahora construye hasta casas.
Jairo nació hace 34 años en una mediagua, pero su familia es de aquellas que se han roto el lomo para sacar a los cabros adelante. Por eso, ser profesional era un deber.
Inquieto a morir, quería hacer más, y "por eso un día partí a Estados Unidos con una mano adelante y la otra por detrás... Quería estudiar, buscaba algo", contó el profe a La Cuarta.
¡Y lo encontró! Conoció a una gringa, Chelsea, de la que se enamoró, con quien se casó y ahora tiene una hija. Se vinieron a Chilito hace dos años con las cosas claras. Querían iniciar una cruzada para ayudar a quienes no tienen ni una posibilidad de surgir.
-¡Chuta! Como tratar de rescatar el planeta.
- No salió de una, porque al principio nadie nos pescó, y la verdad fue frustrante.
-¿Qué cambió la cosa?
-Fue Anthony, un alumno de cuarto básico que hacía educación física con unas zapatillas hechas pedazos. Se me ocurrió pedir ayuda y me di cuenta de lo generosa que puede ser la gente sencilla.
- ¿Y qué pasó después?
-Me di cuenta de que esas zapatillas eran un detalle en la vida del niño. Sus carencias eran muchísimas. Iniciamos con él y otros ocho alumnos del colegio una campaña para arreglar sus casas, sus dormitorios y satisfacer otras necesidades que tenían que ver con la salud y la falta de pega para sus padres.
-¿Cómo lo hicieron?
- Creamos la página de Facebook "El mejor cambio de tu vida", para recolectar dinero y adherentes.
-¿Cuál fue el siguiente salto?
-Una de nuestras colaboradoras me llevó al Campamento Japón, que son 11 hectáreas de basural en el patio trasero de Maipú y donde desde hace ocho años viven 40 familias. Allí conviven los niños con los ratones, la miseria y la desesperanza. Me propuse erradicarlos.
-Esa está difícil...
-Nada es imposible. En invierno me reuní con un subsecretario. Él me recibió junto a mi mujer y cuando le conté mi idea me dijo: "Relájate, no vas a cambiar la realidad de esta gente...". Mientras, en el campamento mis amigos se mojaban. Ahí decidí que tenía que trabajar con la gente simple.
-¡Qué power!
-A los primeros que conocí en el campamento fueron al Leo y la Denisse, un matrimonio que tiene tres hijos. El día que me entrevisté con ellos, la señora le preguntó al marido si les había dado las pastillas a los niños... Me explicaron que los hacían tomar un medicamento antes de que se comieran lo que recogían de la basura.
-¿Qué pasó con ellos?
-Les conseguimos una casa con patio y calefón. Ambos trabajan en mi colegio y los niños tienen beca ahí también. La vida les cambió, ellos son súper trabajadores y la cara de sus hijos refleja lo felices que son.
-Cómo no tener el alma y la cabeza en el campamento, entonces.
-No sólo eso. Al interior pusimos un colegio con dos salas para que nuestra gente saque su enseñanza media.
-Ustedes no paran, ah.
-Renuncié a la mitad de la jornada de clases, porque necesito conseguir los recursos para los proyectos. Para parar la olla, mi mujer y yo damos clases particulares.
- Igual se necesita harta plata para erradicar 40 familias.
- También construimos casas en campamentos de Colina y tenemos un proyecto más urgente. Se trata de Juanito, un joven de 30 años con síndrome de Down, que está postrado, porque fue atropellado. Vive con su hermano de 11 años y su madre junto a la línea del tren, en Peñaflor.
-¿Algo más?
-Nuestro proyecto más grande está en San Felipe. Nos asociamos con una organización llamada Arquitectos Sin Fronteras para levantar 300 viviendas sociales de hormigón armado de acá a dos años. La primera parte es comprar el terreno, que cuesta $ 500 millones.
-¿Por qué no le pide ayuda a Farkas?
- Lo mismo que dicen todos, pero no es necesario ser rico para prestar ayuda o para concretar ideas.
La dura
- Una duda, ¿usted tiene casa?
-¿La verdad? No ha sido prioridad en nuestra vida, pero no me cabe duda que para mí y Chelsea será mucho más fácil comprar una vivienda.
- ¿Y los estudios para la peque?
- Quizás no le vamos a dejar una mansión ni le estamos asegurando los estudios, pero, sin duda, le dejaremos una herencia más valiosa: un país un poquito mejor.