El 1º de mayo, aparte de celebrar el Día Internacional del Trabajo, el clan de los Avatte celebra un año más el cumpleaños de la empresa de pelucas, postizos, extensiones y bigotes, que popularizó su apellido en Chilito.
Hace 84 calendarios, el descendiente de sicilianos Antonio Avatte abrió la primera sucursal en Chilito, siguiendo una tradición familiar de más de 380 años.
“Mi padre se vino de Sicilia y se enamoró de Chile. Hubo dos cosas que lo conquistaron: los mariscos y las mujeres”, contó el actual jefe del clan, Juan Carlos Avatte (71).
En San Antonio con Moneda se abrió la primera sucursal y fue cosa de pocos años para que el negocio de los Avatte subiera como mousse.
“A los quince años me expulsaron del colegio, así que empecé a trabajar como socio de mi papá. Eso fue en el año 1955”.
Juan Carlos cuenta con una sonrisa pícara que recorría las principales casas de remolienda, cabarets y otros lugares por el estilo, vendiendo pestañas postizas.
“La gente cree que lo de las pestañas postizas es una cosa moderna, pero existen hace cualquier tiempo... ¡desde los tiempos de Cleopatra, poh!”, comentó.
Fue en esos tiempos cuando empezó a codearse con todo tipo de gente, de diversas clases sociales. El fabricante explicó que la calvicie no discrimina ni a pobres ni a ricos, por lo que a él tampoco le corresponde hacerlo.
“Yo tengo todo tipo de clientes. Desde presidentes de la República, actores de Hollywood, cantantes, hasta traficantes y lanzas internacionales. Todos tienen en común una cosa: necesitan de mis productos”, agregó.
TIEMPOS DIFÍCILES
El comerciante contó que lejos, la época más brígida que le tocó vivir, transcurrió entre 1970 y 1990, debido a las profundas transformaciones políticas y sociales que experimentó Chile.
- ¿Qué tan difícil fue esa época?
- Complicada, muy complicada. A pesar de que mi padre, como buen inmigrante, me enseñó a no discutir sobre fútbol, política ni religión.
- Muy buena enseñanza...
- Yo atendí a todo tipo de gente. Desde el pronunciamiento militar -o como quieras llamarle- tenía clientes de izquierda y de derecha. A mí no me importaba.
- Pero imagino que no las sacó peladas.
- No... recuerdo que el 13 de septiembre apareció el coronel Manuel Contreras (entonces jefe de la temida Dirección de Inteligencia Nacional, DINA) en mi casa y me ofreció que colaborara con él.
- ¿Y qué le dijo?
- Le contesté que yo atendía a gente de todos los colores políticos y que, mínimo, ganaba 10 veces su sueldo... Así que yo no estaba a la venta.
- ¿Se enojó mucho?
- Lo ignoro, pero sí me prohibió que vendiera postizos y otras cosas para la caracterización... Además, tenía que pedirle el nombre y el rut a las personas que venían al negocio.
- ¡Qué heavy!
- Fue complejo, porque tampoco me permitía importar, entonces, lo pasé mal.
- ¿Qué hizo?
- A los tres meses volvió y me pidió que le vendiera cosas para su trabajo.
- Chuta.
- Ahí le dije que como no me dejó importar, no tenía nada para venderle. A partir de ese momento, no tuve más problemas y pude trabajar tranquilo.
- ¿Fue con el único que tuvo dramas?
- No, en los tiempos de la Unidad Popular me amenazaron los del GAP (Grupo de Amigos del Presidente Salvador Allende) y una guardia del Chicho me salvó.
- ¡Qué fuerte lo suyo! ¿Y después?
- Las cosas fueron mejorando porque me dediqué exclusivamente a mi negocio. Creo que ese ha sido el secreto del éxito.
- ¿Es cierto que le vendió una peluca a la Mujer Metralleta?
- Claro que sí. De hecho, recuerdo que le vendimos un modelo afro que lo usó en uno de sus asaltos.
- ¿Cómo supo?
- La reconocí en las noticias, pero preferí hacerme el leso. Aparte, que no iba a ser el primer delincuente, lanza o traficante que me compra pelucas.
- Esa onda...
"YO LES ENSEÑÉ"
El patriarca Avatte asegura que el negocio que rige nunca va a estirar la pata. Cuenta que sus cuatro hijos están ligados al negocio familiar y espera que sus nietos continúen con la tradición.
El empresario mira con tranquilidad la llegada de los ojitos lakaos al negocio de los pelos. Para él, no son competencia.
- ¿Cómo toma la arremetida de los chinos en el negocio?
- ¿Quién le enseñó a hacer pelucas a los chinos? (se golpea el pecho) ¡Yo fui! ¡Yo viajé a China a principios de los 80 y les enseñé a fabricar pelucas!
- ¿No los considera competencia?
- ¡Para nada! Al contrario, allá me trataron muy bien y tuve muy buenas relaciones con el gobierno. Tengo la mejor opinión de los chinos.
- ¡Pero venden pelucas súper baratas, lo va a dejar pelado!
- Nosotros estamos preparados para afrontar cualquier mercado, nuestro negocio seguirá muchos años en pie.
- ¿Negocia con los chinos?
- Por supuesto. Cuando fui, capacité a quince lolas chinas y ahora trabajan más de 5 millones de chinos en lo de las pelucas. Sus utilidades son diez veces mayores a lo que gana Chile con el cobre.
CASA POR LA VENTANTA
El próximo 23 de junio, Juan Carlos Avatte se pondrá sus mejores pilchas para cortar la cinta inaugural de un nuevo local de su imperio, ubicado en la esquina de Rancagua con Seminario.
El rey pelucas contó que su sueño es que el local sea un verdadero mall del cuidado femenino.
“Allí las mujeres podrán teñirse, cortarse el pelo, depilarse, hacerse pestañas, de todo lo que necesiten. Ése es mi proyecto”, dijo con energía.
Para el dicharachero empresario, un proyecto así debe inaugurarse con una tremenda fiestoca, como para asegurar el éxito de la iniciativa.
“Voy a inaugurar este nuevo local de Providencia, invitaré a 500 personas y pienso tirar la casa por la ventana”, señaló.
- ¿Por qué tanta parafernalia?
- Porque uno tiene que saber cuándo retirarse... hay que tener conciencia, hacerlo con dignidad.