Con el caracho más largo que nunca se vio ayer al caporal de Educación, Joaquín Lavín, luego de chacharear en privado con el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett.
¡Era que no, si le tocó desembolsar 50 palitroques para arreglar la mansaca que quedó el lunes en el Liceo Barros Borgoño!
Según el ministro, la entrega del chocoso "le dolió en el alma", porque "hay colegios más pobres que el Barros Borgoño y que llorarían por tener estos 50 millones", aseguró.
El ministro también aleonó a Zalaquett para que lleve hasta el final las acciones judiciales y dar con los responsables.
"Los que rompieron este mobiliario tienen que pagar... Y si tienen que pagar los padres, tendrán que pagar los padres. Aquí, si alguien rompe... paga", fueron las palabras del ajizado ministro.
Antes de pasarle el micrófono al sheriff de Santiago, Lavín aseguró que "he estado y seguiré estando siempre abierto al diálogo. Lo he demostrado con la Confech, con todo tipo de estudiantes. Pero tomarse un colegio no tiene como premio venirse a reunir con el ministro. Al contrario, a mí me interesa premiar a los buenos estudiantes, a los que están en clases".
Rojo como tomatito, Zalaquett dijo, "me da vergüenza tener que pedir, casi mendigar 50 millones de pesos, para que los alumnos del Barros Borgoño puedan volver a clases".
El sheriff tuvo que hacer de tripas corazón frente a Lavín porque "el municipio no tiene plata para reparar los daños".
Como en pedir no hay engaño, el edil aprovechó el vuelito y solicitó a los directores de los establecimientos educacionales que "tengan la valentía de hacer cumplir los reglamentos escolares al pie de la letra, y si corresponde sanción o expulsión que lo hagan".
Zalaquett prometió que les prestaría el ropero completo si alguno llegase a tener problemas por las sanciones que se aplicarán a los revoltosos.