El 20 de noviembre de 1999 comenzó uno de los casos policiales más mediáticos del país luego de que el joven penquista desapareciera tras asistir a una discoteca. Recién en febrero de 2004 fue hallado su cuerpo, sin que hasta la fecha se haya logrado esclarecer quién estuvo detrás de su muerte.
El rostro de María Teresa Johns es resiliencia hecha expresión. Tantas cosas se le pasaron de largo mientras Chile cambiaba. Durante casi dos décadas su único objetivo fue buscar respuestas para el momento en que su reloj se detuvo a la espera de Jorge Matute, su hijo menor, que el pasado 19 de noviembre conmemoró 19 años desde la noche en que desapareció de una disco en Talcahuano, para reaparecer, ya solo en cuerpo, 4 años después a cerca de 40 kilómetros del lugar.
Coke, como le decían sus amigos y familiares en su natal Concepción, tenía 23 años, estaba pololeando y era vocalista de una banda. Esa tarde de 1999 salió de carrete desde su casa en San Pedro de La Paz, junto a su amigo y bajista del grupo, Gerardo Roa, y las hermanas Maldonado, un par de amigas con las que acabaron viajando hasta la discoteque "La Cucaracha", ubicada en pleno puerto penquista.
En el antro se realizaba una fiesta electrónica para público diverso. Aunque los cuatro llegaron juntos, en pocos minutos Jorge se separó del grupo y en algún momento de la madruga del 20 de noviembre fue sacado del recinto con fines que solo 18 años después se sabrían.
A la mañana siguiente Roa, que optó por irse solo con las amigas, llamó a la casa de los Matute para saber cómo había llegado su compa, y solo ahí se activaron las alarmas.
Recién el 12 de febrero de 2004 los restos de Coke fueron hallados a orillas del río Biobío, en el kilómetro 22 de la Ruta de la Madera con rumbo a Santa Juana. El Servicio Médico Legal confirmó primero que el deceso de Matute Johns fue provocado por terceros, añadiendo tras una exhumación realizada el 2014 que el cuerpo no presentaba signos de haber recibido una golpiza, firme teoría que se había manejado hasta ese momento.
Entonces una nueva ministra en visita del caso, Carola Rivas, comenzó a ordenar desde cero el naipe, provocando la esperanza de María Teresa y su familia, sedientos de verdad, que a esa altura lamentaban la muerte de Jorge Matute Matute, el padre de Coke, quien se fue sin saber cómo y ni por qué murió su hijo.
Tesis tras tesis. El de Matute fue un tema periodístico desde la desaparición del joven, pero tal como ocurrió en otros casos, la lucha de egos entre Carabineros y la PDI, sumado a diversas intervenciones en el camino, terminaron por perjudicar la investigación. En sencillo, cada uno se la jugó por una teoría propia, sin cooperación y sin estudiar otras alternativas, descartando, por ejemplo, una arista que al final sería clave.
Por su lado, la tesis verde planteaba que el dueño de la disco y sus guardias habían golpeado hasta la muerte a Coke, para luego hacer desaparecer su cuerpo, por dos supuestos motivos: un coqueteo entre el penquista y la polola del propietario, y la inesperada presencia del joven cantante en una transacción de drogas. El tiempo y las pruebas terminaron por botar cada una de las teorías.
Mientras tanto, la versión de la Policía de Investigaciones fue que 7 jóvenes que estaban en el estacionamiento de "La Cucaracha" se pelearon con Jorge, a quien terminaron por matar. Tras la riña habrían tirado el cuerpo al río y vuelto a entrar a la disco para provocar otra mocha y así distraer la atención. También fue descartada.
A las versiones oficiales se sumaron historias paralelas y testimonios falsos que incluían desde poderosos empresarios y narcotraficantes, hasta tráficos de influencias en la policía. Antes de encontrar el cuerpo, también se habló de rapto y pistas llevaron al hallazgo de mas de una decena de osamentas humanas sin identificar.
Como fuera, las pericias de la ministra Rivas y especialistas, incluso del FBI, concluyeron que Coke nunca recibió una golpiza y que murió a causa de una sobredosis de pentobarbital, químico de la arista conocida como "Hoja de Parra", la primera en ser descartada por los "expertos" y que daba cuenta de personajes de alto poder adquisitivo y de tendencias homosexuales, que con ayuda de diversas personas drogaban a jóvenes asistentes a fiestas, para luego violarlos.
De hecho, la misma investigación encontró 3 casos de chiquillos que estaban carreteando y que despertaron desnudos con claros signos de haber sido abusado sexualmente, antes de que ocurriera el caso Matute.
La primera en ser citada por Rivas para saber las conclusiones fue doña María Teresa, quien con paciencia esperó todos los análisis hechos entre 2014 y 2018. Por fin pudo saber que su hijo no fue masacrado por una patota y que al menos, pese a lo que le haya pasado, fue 100% sedado.
Claro, su rostro no cambió, porque la propia investigadora le confirmó que las pésimas investigaciones iniciales y la muerte durante estos años de los 7 sospechosos que podrían haber sabido algo (por cierto, nada que ver con los 7 amigos de la PDI), dejarían para siempre sin autor al crimen de su hijo.